
«¿Por qué no nací muerto?
¿Por qué no morí al salir del vientre?» (Job 3:11).
Cada día como hoy, miles de mujeres marchan y se manifiestan en pro de la despenalización del aborto. Argumentan que muchas mujeres en el mundo mueren durante un aborto clandestino debido a las bajas condiciones salubres y profesionales que ofrecen dichos centros. Pero resulta contradictorio que exijan la conservación de una vida (la madre) a costa de otra (el hijo). Sin embargo, esta lucha ha dado resultados, ya que en diversos países del mundo el aborto ha sido legalizado. Es una lucha dispareja y ventajosa, pues mientras la madre puede evitar la concepción (salvo casos de violación); el bebé no tiene manera de defenderse una vez concebido. ¿Cuál es nuestra postura como hijas de Dios?
En un momento de extremo sufrimiento, Job pregunta: «¿Por qué no morí dentro del vientre de mi madre?». Otro quizás habría pensado en quitarse la vida, incluso su esposa se lo sugirió, pero no Job. Él sabía que el único que puede quitar la vida, es aquel que la puede dar. Y, si él no había sido contado con los abortados, era porque Dios tenía un plan maravilloso para su vida. Nadie cuenta con la autorización del Cielo para quitar la vida. Aunque los legisladores despenalicen el aborto, jamás será aprobado en la ley del juzgado celestial. «No matarás», está estipulado en Éxodo 20:13.
La forma en que nosotras, como hijas de Dios, podemos luchar por la vida de un bebé en gestación y la vida de la madre, es inculcando los valores y principios divinos en nuestras hijas, sobrinas, nietas y en toda
señorita con quien podamos tener contacto. Es nuestro deber enseñarles a respetar su cuerpo y eso incluye una correcta educación sexual, lejos de la tergiversada información que ofrece el mundo.
Conocí a una jovencita que tres veces quedó embarazada de su novio, y tres veces decidió abortar, con la ayuda de su madre. No estamos hablando de situaciones donde el acto sexual se da sin el consentimiento de la joven, sino de los embarazos que se dan por la irresponsabilidad de los participantes. Tere se embarazó a los 19 años de un hombre casado. Muchas alternativas pasaron por su cabeza, sin embargo, decidió tener al bebé y afrontar las consecuencias de sus actos. Doy gracias a Dios que Tere no abortó a su hija, porque esa niña soy yo.

