Quien cura se cura
“La búsqueda del bien de los demás es el camino por el que puede hallarse la verdadera felicidad”. Elena de White
Hace ya dos mil quinientos años afirmó Hipócrates, el brillante médico de la antigua Grecia: “Quien cura se cura”. Lo decía en el contexto del impacto que tiene sobre el propio médico el hecho de no solo tratar físicamente la enfermedad de una persona, sino además extenderle una mano afectuosa y brindarle consuelo. Con esta frase intentaba Hipócrates formar a futuros médicos en el ejercicio de una medicina humanizada. Hoy por hoy, están más que demostrados los efectos positivos que tiene sobre la salud el dar y recibir atención y consuelo. Y esto no solo es cierto respecto a la salud física, sino también a la mental. Traslademos esta filosofía al plano espiritual.
A veces, la “enfermedad” que nos aqueja es espiritual; sufrimos desánimo, tristeza y desesperanza. Para combatirlos, contamos con las verdades bíblicas, que nos fortalecen. Pero existe algo más que puede ayudarnos a experimentar una mejoría aún mayor: volcarnos en llevar afecto y consuelo a otros.
Elena de White escribió dos impactantes reflexiones que señalan en esta dirección:
“Muchos están tristes y desanimados, débiles en fe y confianza. Hagan algo para ayudar a alguien más necesitado que ustedes mismos y llegarán a ser fuertes en el poder de Dios. […] Al consolar a otros, ustedes mismos serán consolados” (Servicio cristiano, p. 189).
“Cristo vino a este mundo para revelar el amor de Dios. Sus seguidores deben continuar la obra que él comenzó. Esforcémonos por ayudarnos y fortalecernos mutuamente. La búsqueda del bien de los demás es el camino por el que puede hallarse la verdadera felicidad. […] Cuanto más desprendido sea su espíritu, tanto más feliz será, porque está cumpliendo el propósito de Dios para él” (Consejos sobre mayordomía cristiana, pp. 27, 28) .
¿Estás triste y desanimada, débil en fe y en confianza? Ayuda a otros. Busca el bien de alguien más. Eso te hará fuerte en el poder de Dios; te hará sentir consolada; y será un camino que emprendas hacia la verdadera felicidad.
Porque quien cura, se cura.
“Así se debe trabajar y ayudar a los que están en necesidad, recordando aquellas palabras del Señor Jesús: ‘Hay más dicha en dar que en recibir’ ” (Hech. 20:35).