De temerario a temeroso
Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Hechos 9:6.
Saulo era un temerario y celoso perseguidor de cristianos que sin compasión amenazaba, encarcelaba y estaba autorizado para matar cristianos. Salió de Jerusalén hacia Damasco en una cruzada de odio, persecución y muerte, pero entonces tuvo una visión celestial. Dios ve en cada ser humano un evangelista en potencia, un servidor consagrado y fiel. Ve nuestras debilidades convertidas en fortalezas, nuestras fallas en victorias. El cambio realizado en Saulo fue dramático e instantáneo: su conducta temeraria cambió, y se postró “temblando y temeroso”, con deseos de obedecer y complacer a Dios (Hech. 22:10). Jesús preguntó: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hech. 9:4). Dios toma en forma personal lo que hacemos en contra de la iglesia, y ofender a la iglesia es ofender a Dios:
La repetición del nombre en la Biblia frecuentemente indica que se va a dar un mensaje especial, para hacer énfasis, mostrar especial ternura, preocupación o profundo interés. Algunos ejemplos de este uso son: Abraham (Gén. 22:11), Jacob (Gén. 46:2), Moisés (Éxo. 3:4), Samuel (1 Sam. 3:10), Jerusalén (Mat. 23:37), Marta (Luc. 10:41), Simón (Luc. 22:31) y Saulo (Hech. 9:4).
Jesús también siente ternura especial por ti. Saulo quedó ciego y cayó al suelo junto con los demás viajeros. Cuando se levantó, era una persona nueva. Incluso su nombre cambió: ya no se llamaría más Saulo, sino Pablo. Jesús aprovechó su preparación académica, su inteligencia, su entrenamiento, su trasfondo cultural y su ciudadanía, incluso sus debilidades. Puede hacer lo mismo por ti, solo necesita tu voluntad.
Dios aprovechó los tres días de ceguera de Saulo para iluminar su mente. Pablo perdió la vista para aprender a mirar con el alma. Las cosas espirituales solo pueden verse con ojos espirituales. Ananías recibió una visión en la que se le envió a buscar a Saulo, con la dirección exacta de donde estaba (Hech. 9:11). Dios no solo cuenta tu cabello, también sabe tu dirección. La primera reacción de Ananías fue miedo, pero estuvo dispuesto obedecer a Dios a pesar de sus sentimientos de prejuicio y rechazo hacia Saulo. Cuando Dios te pida trabajar con gente difícil, obedece; él convierte los corazones como lo hizo con Pablo. Ananías lo trató bondadosamente y lo llamó “hermano Saulo” (vers. 17).
No es fácil amar a la gente difícil, especialmente cuando dudamos de sus motivos. Solo haz tu parte, Dios hará la suya.