Matutina para Mujeres | Jueves 17 de Agosto de 2023 | Al rugido del león

Matutina para Mujeres | Jueves 17 de Agosto de 2023 | Al rugido del león

Al rugido del león

Ruge el león; ¿quién no temblará de miedo? Habla el Señor omnipotente; ¿quién no profetizará? Amós 3:8, NVI.

Amós fue llamado al ministerio profético cuando era un joven pastor de ovejas y recogedor de higos silvestres. Llevó un mensaje sencillo pero conciso y penetrante, con mucha elocuencia, perspicacia y vigor. Su misión se desarrolló en un Israel próspero, pero apartado de Dios. Su mensaje fue parecido al de otros profetas: anunciar un castigo inevitable si no hubiera un genuino arrepentimiento. El relato de la Biblia entera es un Dios amoroso buscando a su pueblo, que le es infiel. ¿Por cuánto tiempo durará esta paciencia divina?

El profeta tomó imágenes conocidas de la naturaleza, como rugidos de león, el ave en el lazo del cazador, el sonido de la trompeta, etc., tal vez porque eran comunes para él. Cuando Israel era próspero y no carecía de nada, Dios le envió un profeta pobre y con lenguaje sencillo porque Dios usa a la persona por quién es y no por el conocimiento que posee. Israel había sido privilegiado con abundancia de luz; por lo tanto, sus faltas no podían ser pasadas por alto. Si se aferraba a sus iniquidades, Dios no podría caminar a su lado, ¿o acaso andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo? (Amós 3:3). Israel fue una nación elegida no por merecerlo, sino a pesar de quienes eran; pero se enorgullecieron y esto los llevó a la ruina.

Con preguntas inquisidoras y retóricas, Amós intentó racionalizar con el pueblo para dar a conocer la misericordia divina y advertirles de lo que vendría si no se arrepentían a tiempo. Las mismas advertencias son válidas hoy. También intentó convencerlos de que era un profeta verdadero, y que su palabra se cumpliría: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7). Como un león rugiente que atemoriza a todos, cuando Dios habla, el profeta tiembla de reverencia y no puede callar el mensaje.

“El Espíritu Santo fortalece con poder a los más débiles para que avancen en pos de la victoria. Dios ha organizado a sus instrumentos para que lo ayuden a conducir a los pecadores hacia él. […] Si el hombre finito a quien le encomienda esta tarea no pone impedimentos, Dios tendrá obreros para enviar a su viña” (RP, p. 173).

Ruega a Dios por coraje y para temblar de reverencia al oír su voz, y ve por todo el mundo predicando el evangelio a toda criatura (Mar. 16:15).

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