Siervos de los caldeos
Godolías les juró: “No tengan miedo de servir a los caldeos. Quédense en el país, sirvan al rey de Babilonia y prosperarán”. 2 Reyes 25:24, BLPH.
El Segundo libro de Reyes termina con la gente de Judá siendo transportada a tierras extranjeras y humillados como esclavos como resultado de haberse opuesto a la voluntad de Dios. Babilonia sitió a Jerusalén. Los más prominentes, fuertes y capacitados fueron tomados cautivos, incluyendo el rey, quedando solo en el país los más pobres y débiles. El hambre fue tan intensa que las madres se comieron a sus hijos, y la piel de los sufrientes se volvió negra y reseca (Lam. 2:19, 20; 4:8-10; 5:10). El Señor había advertido los resultados de la transgresión (Lev. 26:29; Deut. 28:53-57) (ver también 2CBA, p. 980).
El profeta Jeremías había intentado en vano convencer a la ciudad de que se rindiera ante los babilonios, pero lo acusaron de traición (Jer. 37:13, 14).
Nabucodonosor nombró un judío para que gobernara sobre los que quedaron en Jerusalén: Godolías, quien sugirió las palabras del texto de hoy. A los fieles transportados a Babilonia se les permitió vivir juntos, trabajar, y algunos como Daniel y sus compañeros llegaron a ser parte del gobierno. Cuán misericordioso es Dios y cuán fieles son sus promesas.
El pueblo elegido del Señor demostró ser indigno de confianza; demostró ser egoísta, calculador, vil. Pero entre los hijos de Israel había dignos ciudadanos cristianos, tan leales a los principios como el acero, y Dios se complacía grandemente en esos fieles. Los tales no se dejaron corromper por el egoísmo, no echaron a perder la obra de Dios siguiendo prácticas y métodos erróneos; eran hombres que estaban dispuestos a honrar a Dios aun perdiendo todas las cosas. Tuvieron que sufrir con los culpables, pero en la providencia de Dios su cautiverio en Babilonia fue el medio de hacerlos destacar, y su ejemplo de integridad inmaculada brilla con lustre celestial […].
¿Por qué permitió que los israelitas fueran vencidos por sus enemigos y llevados a tierras paganas? Porque fracasaron en ser misioneros suyos, y levantaron murallas de separación entre ellos y las gentes que los rodeaban. El Señor los esparció para que se pudiera llevar al mundo el conocimiento de su verdad. Si eran leales, fieles y sumisos, Dios los traería de vuelta a su propio país” (2CBA, p. 1034).
Agradece a Dios por su misericordia y por darte el privilegio de comenzar de nuevo.