Como becerros de la manada
Más a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. Malaquías 4:2.
En los seis versículos del capítulo 4, Malaquías describe la preparación antes del día del juicio, la destrucción final de los malvados y la recompensa a los fieles.
La preparación para el día del juicio: Incluye obedecer la ley de Dios, arrepentirse y restaurar las relaciones familiares; hacer “volver el corazón de los padres hacia los hijos” (Mal. 4:6).
La destrucción final de los malvados: Quienes despreciaron toda oportunidad de obedecer y temer a Dios serán destruidos completamente. “No les dejará ni raíz ni rama” (vers. 1) simboliza la destrucción de Satanás (la raíz) y sus seguidores (las ramas). Elimina la creencia popular de que el infierno es un lugar de tormento eterno. Si los impíos son consumidos como estopa, y su ceniza hollada bajo la planta de los pies, indica que en algún momento el fuego se apagará y los malvados ya no existirán (vers. 3).
Recompensa a los fieles que temen a Dios: Se presenta en tres promesas. La primera promesa es: “Nacerá el Sol de justicia” (vers. 2); aquí se nos habla de dos características que identifican a Jesús: la Luz del mundo (Juan 8:12) y la fuente de toda justicia (ver 1 Corintios 1:30). “En las visiones de los profetas antiguos se representaba al Señor de gloria como otorgando luz especial a su iglesia en los días de tinieblas e incredulidad que preceden a su segunda venida. Como Sol de Justicia, iba a levantarse sobre su iglesia, para traer ‘salud’ ‘en sus alas’ (Mal. 4:2). […] La venida de Cristo se producirá en el momento más oscuro de la historia de esta tierra. […] Para el pueblo de Dios, será una noche de prueba, de llanto y de persecución por causa de la verdad. Pero de esa noche de tinieblas resplandecerá la luz de Dios” (PR, p. 529).
La segunda promesa es: “En sus alas traerá salvación”, que representa la inesperada aparición de Jesús y la liberación espiritual que esto conlleva. La tercera promesa es: “Saltaréis como becerros de la manada”. La palabra “saltar”, en el original hebreo racád, significa “saltar frenéticamente de gozo o alegría, brincar, bailar, danzar”. El Salmo 114:4 expresa: “Los montes saltaron como carneros, los collados como corderitos”. ¡Qué indescriptible deleite experimentaremos quienes esperamos la venida del Señor!
El Antiguo Testamento termina con una promesa para quienes temen a Dios: ¡Tenemos un futuro asegurado con Dios! Prepárate para ver la culminación de la maldad, y saltar de gozo perfecto.