Tu propósito
“Si no se tomara la vida como una misión, dejaría de ser vida para convertirse en infierno”. Tolstói
Un joven de Nueva York se propuso un día hacer algo por su vecindario, una zona empobrecida del Bronx. La mayoría de sus vecinos eran madres solteras y expresidiarios a los que les costaba encontrar trabajo. Decidió abrir una pastelería y se especializó en hacer brownies. ¿Has visto los helados de brownie de chocolate de la marca Ben & Jerry’s? Pues los brownies que contiene se hacen en la pastelería que él creó: “Greyston bakery”.
El lema de este empresario es: “No contratamos a gente para que hagan brownies, hacemos brownies para contratar gente”. Y cumple su propósito: ha contratado a muchos expresidiarios que no tendrían ninguna oportunidad en otra parte, y a personas sin apenas formación académica. En su página web, explica los tres principios que le guían: 1) dar la bienvenida a la innovación porque sabe que no tiene todas las respuestas; 2) aceptar a los demás tal como son e inspirarlos a crecer; 3) mantener un entorno libre de juicios de valor. Es inspirador que haya gente así, y nos invita a reflexionar en nuestro propósito en la vida.
¿Ya has descubierto el propósito de Dios para tu vida? Y fíjate que uso las palabras “propósito” y “de Dios”, porque no estoy hablando de sueños, metas ni ambiciones; esos se pueden alcanzar y aun así, sentir un gran vacío después, confirmando las palabras de Tolstói: “Si no se tomara la vida como una misión, dejaría de ser vida para convertirse en infierno”. Lo que te permite vivir un cielo en esta tierra es saber que caminas en el propósito de Dios para ti. Si Dios es el que te ha creado, a Dios es a quien tienes que preguntarle para qué, como le preguntó el profeta Jeremías: “¿Por qué salí del vientre, solo para ver dolor y penas?” (20:18). No, claro que no. Hay mucho más en la vida que ver dolor y penas: hay una misión individual para cada una.
Sabemos que “Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa gracia” (Efe. 1:4-6). Sabemos, pues, que no estás aquí por casualidad.
Dios te escogió antes de crear el mundo. Tiene un propósito para ti. Búscalo y vívelo. Esa es la vida de verdad.
“El Señor lo ha creado todo con un propósito” (Prov. 16:4).