Matutina para Mujeres | Lunes 16 de junio de 2025 | El camino del milagro

Matutina para Mujeres | Lunes 16 de junio de 2025 | El camino del milagro

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Matutina para Mujeres

» ‘¿Por qué vas a verlo hoy?’, preguntó su marido. ‘No es luna nueva ni sábado’.

‘No te preocupes’, contestó ella» (2 Reyes 4:23, DHH).

–Tengo una nueva heroína! –exclamé mientras leía en mi Biblia la increíble historia de esta mujer. El registro bíblico no menciona su nombre, solo nos dice que era muy importante en Sunem, su ciudad. De ahí que se la llame la sunamita.

El duelo de una persona que ha perdido un ser querido siempre irá acompañado de llanto, negación, tristeza y un enorme vacío. Sin embargo, hemos visto que estas reacciones se triplican cuando una madre pierde a su hijo. Es por ello que las palabras de la mujer en respuesta al cuestionamiento de su esposo me dejaron maravillada: «No te preocupes». Esto quiere decir que ella no estaba llorando, no estaba alterada y ni siquiera le dijo a su esposo que, minutos antes, su hijo había muerto en sus brazos, en su regazo. La sunamita estaba segura de que su hijo había sido un regalo de Dios, ella no lo había pedido y, por eso, con toda confianza fue

a buscar al profeta Eliseo. Ella decidió recorrer sin detenerse, los kilómetros del camino por un milagro, aunque no sabía el resultado.

¿Qué haces cuando la desgracia toca tu vida? ¿A dónde vas, a quién recurres? Es posible que, después de un evento tan doloroso, te quedes sentada ,llorando, sin metas, sin motivos de vivir y lamentando tu suerte.

¿Qué hizo aquella madre? Acostó a su hijo muerto en la cama del profeta y cerró la puerta, lo que podríamos traducir como aceptación del problema. Luego, fue a comunicar a su esposo que haría un viaje. Esto quiere decir que trazó un plan para dar solución al problema. Después, dijo al criado que no se detuviera por ningún motivo, pues ella iba por el camino del milagro. Bien podríamos afirmar que su meta estaba fija y, motivada por la esperanza, llegó con serenidad hasta el profeta.

Estos pasos son vitales si queremos recibir un milagro. «¡Pero, mi hijo no va a resucitar!», puedes afirmar y estarías en lo correcto. Pero déjame testificar lo siguiente: Tu ser querido no va a resucitar hoy, pero sí volverá a la vida la parte de tu corazón que murió con él. Querida amiga, atrévete a recorrer el camino del milagro y no volverás sin él.

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