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En casa de reyes
“¿Has visto a alguien realmente hábil en su trabajo? Servirá a los reyes en lugar de trabajar para la gente común” (Proverbios 22:29).
Después de una selección minuciosa, el señor Benítez tenía tres jóvenes candidatos al empleo para su ferretería. Para obtener el puesto, Pablo, Juan y Diego debían hacer una prueba final que consistía en entregar un destornillador al señor Enríquez, en la calle los Aromos 314. Al cabo de unas horas, Pablo regresó con el destornillador en la mano y con la noticia que en esa dirección no había ninguna vivienda. Más tarde llegó Juan con el destornillador en la mochila y con el informe de que en ese domicilio había una funeraria, que el señor Enríquez había vivido en la segunda planta del edificio, pero ya no vivía más allí. Después de unas horas llegó Diego sin el destornillador. Dijo que, efectivamente, el señor Enríquez había cambiado de domicilio, lo buscó y, aunque el señor no había ordenado ningún destornillador, al explicarle su función y su precio, este lo había comprado gustoso. ¿A quién crees que le dio el empleo el señor Benítez? ¡Exacto! A Diego.
En la Biblia encontramos un ejemplo digno de ser estudiado en la vida de José. A pesar de saberse esclavo, hizo todo lo que estuvo a su alcance para ser el mejor. La Biblia afirma que todo lo que tocaba, el Señor lo prosperaba. No me imagino a José haciendo un trabajo de mediana calidad, o guardando el polvo por debajo de las alfombras de Potifar. Aun siendo encarcelado, no fue un preso más, sino que se convirtió en el encargado de la prisión. Su diligente y eficiente trabajo lo convirtieron prácticamente en el responsable de la cárcel donde estaban los presos del rey. Y cuando fue nombrado el segundo en todo Egipto, realizó un extraordinario sistema de trabajo para recolectar granos, que durante el tiempo de hambre fue lo que sostuvo a Egipto y otros países con vida. José estuvo en casa de reyes.
¿Cómo estás desempeñando el cargo que se te ha otorgado? ¿Demuestras calidad en todas tus actividades o entregas trabajos mediocres que requirieron un mínimo esfuerzo? Ya sea en la iglesia, en el trabajo, en la escuela o en la casa, todos son lugares donde podemos demostrar que somos hijas de Dios, dignas de vivir en su palacio.