Todavía no es la hora, segunda parte
“Por otra parte, tampoco seas demasiado malo. ¡No seas necio! ¿Para qué morir antes de tiempo?” (Eclesiastés 7:17).
Una cosa es que nos llegue la hora de la muerte y otra muy diferente es ir a buscar la hora de la muerte. Algunas personas piensan que cuidarnos y tomar medidas de seguridad es tener miedo y falta de fe, pero no hay nada más errado que ese pensamiento. El texto de hoy lanza una pregunta que nos desafía a pensar: ¿para qué morir antes de tiempo? La versión Dios habla hoy se expresa un poco más contundente: “No hay que pasarse de malo ni tampoco pasarse de tonto, ¿para qué morir antes de tiempo?”. Sí, Jesús vino a morir, no obstante, siendo consciente de su humanidad, no permitió que aquello sucediera antes de tiempo; y para ello fue prudente en sus acciones. Repasemos algunos eventos mencionados en la Biblia.
No se tiró del pináculo del templo (Lucas 4:9-12). Cuando el enemigo le desafió a demostrar su confianza en Dios, citando las mismas Escrituras, Jesús no se expuso para presumir su poder o su fe. No había necesidad de exponer su vida de esa manera. Mas no fue por miedo ni falta de fe.
Huyó de en medio de sus agresores (Lucas 4:29, 30). Los religiosos que estaban ese día en el culto se ofendieron al escuchar las palabras de Jesús. En su indignación lo llevaron hasta la cumbre del monte donde estaba asentada la ciudad y quisieron despeñarlo. Sin embargo, él desapareció de ahí y no fue por miedo ni por falta de fe.
Dejó de andar abiertamente entre los judíos y se alejó de esa región. No fue a la fiesta de la pascua (Juan 11:45-57). Después de la resurrección de Lázaro, los judíos y sacerdotes planearon matar a Jesús, por lo que solo estaban esperando la oportunidad de verlo para llevarlo preso. Las medidas que Jesús tomó fueron drásticas; se fue de aquel lugar y no fue por miedo ni por falta de fe.
Como podemos observar, Jesús no andaba expuesto ante el peligro solo porque sabía que un día iba a morir. Con frecuencia escucho la frase: “De todas maneras me voy a morir”. Sí, todos nos vamos a morir mientras Jesús no regrese, no obstante, es nuestro deber hacer lo que esté en nuestras manos para no morir antes de tiempo. Descuidar nuestra preciosa vida, también es pecado
