Matutina para Mujeres | Lunes 6 de octubre de 2025 | No temas, cree solamente

Matutina para Mujeres | Lunes 6 de octubre de 2025 | No temas, cree solamente

Matutina para Mujeres

«Mientras él todavía hablaba con ella, llegaron mensajeros de la casa de Jairo, el líder de la sinagoga, y le dijeron: ‘Tu hija está muerta. Ya no tiene sentido molestar al Maestro’ » (Marcos 5:35).

Durante los eventos que la iglesia organiza y en los que se invita un predicador o cantante foráneo, se me ha pedido, en ocasiones, acompañarlos del lugar de reunión hasta el comedor donde tomarán sus alimentos. No es una tarea fácil recorrer los cien metros de distancia, pues la gente se acerca para saludar al invitado, tomarse fotos o pedir algún consejo. Damos unos pasos y de nuevo nos detenemos. Después de todo, no hay tanta prisa por llegar a degustar los alimentos.

Puedo imaginar la situación en la que Jairo se encontraba. Él había ido especialmente a buscar al Maestro para llevarlo a su casa porque tenía suficiente fe para creer que él podía sanar a su hijita moribunda. El Maestro dijo que sí y comenzaron el recorrido; el más lento que Jairo hubiera hecho. La gente sofocaba a Jesús, lo apretaba, y en esas condiciones no era fácil avanzar. El tiempo nunca había valido tanto para Jairo como ese día.

Puedo imaginarlo diciendo: «¡Vamos, Maestro, vamos que el tiempo se agota!». Por si fuera poco, en el camino surge un retraso porque a una mujer se le ocurrió tocar el manto de Jesús. Jairo no estaba interesado en esos momentos por los problemas de los demás, él solo quería que Jesús llegara a tiempo a su casa. No obstante, lo que el alto funcionario tanto temía, sucedió. La muerte había llegado antes que Jesús, y los amigos de Jairo le dijeron:

–Ya no tiene sentido molestar al Maestro.

¿Has sentido alguna vez que molestas al Maestro? ¿Has pensado por qué otros reciben milagros y tú no?

¿Crees que Jesús avanza muy lento para llegar a tu casa, a tu familia, a tu problema? Si estás al borde de desistir, quiero recordarte la respuesta de Jesús ante aquel comentario: «No temas, cree solamente». Una persona que tiene miedo no está experimentando el gozo de la fe. Por eso Jesús le dice al padre desconsolado: «No tengas miedo. Solo ten fe» (Mar. 5:36). Aquel día, Jesús llegó y no llegó tarde. Llegó justo

a tiempo para dejar en vergüenza el poder de la muerte. Querida amiga, no te desesperes, si has ido a buscar al Maestro, ten fe de que va a tu lado. Falta poco para llegar: «No tengas miedo. Solo ten fe».

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