Abrazar… ¡qué excelente terapia!
“Se puso en camino y regresó a la casa de su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión de él. Corrió a su encuentro, y lo recibió con abrazos y besos” (Luc. 15:20).
Abrazar es una demostración de afecto que resulta natural en el ser humano. Cuando nos abrimos a un abrazo, estamos comunicando cariño, cercanía, aceptación y conexión con la otra persona; ¿y quién no necesita todo eso? Está demostrado científicamente que abrazar es una terapia emocional efectiva, sencilla y gratuita; y además, sin efectos secundarios.
Lía Barbery, creadora de la “abrazoterapia” y autora del libro El lenguaje de los abrazos, afirma que, cuando no encontramos las palabras adecuadas para manifestar afecto, un abrazo puede ser el sustituto perfecto. A veces un abrazo vale más que mil palabras. Lamentablemente, la costumbre de abrazar está quedando relegada en las sociedades modernas, y quizá no sin razón, por el peligro que conlleva el contacto físico con personas que no saben comportarse o que son mal intencionadas. Sin embargo, cuán bueno es manifestar amor no solo con palabras, sino con abrazos saludables que sustenten esas palabras.
Abrazar a un bebé no solo calmará su llanto; también creará un vínculo amoroso entre la mamá y el niño, que le proveerá a este la confianza que necesita para crecer seguro y le suplirá una necesidad primaria, que es la de sentirse protegido. Los niños y los jovencitos que son abrazados por sus padres de manera regular crecen siendo socialmente adaptables, manejando la frustración de una manera más eficaz; y son asertivos y resilientes. Un abrazo afectuoso al momento de disciplinar resulta eficaz, pues genera docilidad y buena voluntad de parte de los niños para obedecer a sus padres.
¿Qué te parece si comenzamos el día haciendo patente el afecto a nuestros amados a través de un abrazo sano, cercano, cariñoso, sentido, auténtico, apretado? De esa manera, cada uno podrá salir de la casa a realizar sus actividades con la alegría natural de alguien que se sabe amado. Pocas maneras hay tan eficaces de hacer sentir a alguien querido que mediante un abrazo.