Una integridad a prueba de fuego
Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? Job 1:8.
Integridad es hacer lo recto aun cuando nadie lo note; es sinónimo de rectitud y honradez. La integridad de Job era tal que se atrevió a pedir a Dios que lo pesara en una balanza de justicia.
La razón principal por la que este hombre íntegro tuvo que pasar por tan severa prueba fue la envidia que tal integridad causaba al enemigo de las almas.
La abnegación, el principio del reino de Dios, es odiada por Satanás, que niega hasta su misma existencia. Desde el comienzo del gran conflicto él se ha esforzado por demostrar que los principios de acción de Dios son egoístas, y trata del mismo modo a todos los que sirven a Dios. La obra de Cristo y la de todos los que llevan su nombre es refutar las denuncias de Satanás… Casi al principio de la historia de este mundo se registra la vida de uno que fue objeto de esta controversia de Satanás. De Job, el patriarca de Uz, el testimonio del Escudriñador de corazones era: “No hay ninguno como él en la tierra, varón perfecto y honrado, temeroso de Dios y apartado del mal” (HHD, p. 97).
Por eso atacó tres áreas de su vida: su integridad física, su casa (su familia) y sus posesiones (Job 1:10). A tanta pérdida se suma la acusación de sus aparentes amigos y el abandono de su esposa. La integridad de Job fue probada al máximo, pero él confiaba: “Él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro” (Job 23:10).
A pesar de las extremas circunstancias, Job se mantuvo íntegro. Incluso su esposa lo reconoció: “¿Todavía mantienes firme tu integridad?” (Job 2:9, NVI). Job era consciente del ataque a su rectitud, por eso declaró: “Hasta que muera, no quitaré de mí mi integridad” (Job 27:5) “Péseme Dios en balanza de justicia, y conocerá mi integridad” (Job 31:6).
Un cristiano “puede ser criticado, probado, pero a través de todo, su inflexible integridad resplandece como oro puro… Satanás conoce muy bien qué poder para bien hay en la vida de un hombre de integridad inflexible, y hace ingentes esfuerzos para impedir que esos hombres vivan tales vidas” (ELC, p. 245).
Ruega por tal integridad, que ni aun la desgracia la destruya.