El origen de los samaritanos
Temían a Jehová, e hicieron del bajo pueblo sacerdotes de los lugares altos, que sacrificaban para ellos en los templos de los lugares altos. 2 Reyes 17:32.
La palabra temer aparece 11 veces en los últimos 17 versículos de 2 Reyes 17, indicando así que el temor de Dios fue el tema determinante respecto al exilio de los israelitas. Segundo de Reyes 17:29 es también el único lugar del Antiguo Testamento donde se designa como samaritano a un habitante del antiguo reino de Israel. Estudiemos con detenimiento el origen de este pueblo, que fue odiado por los judíos incluso en la época de Jesús.
Samaria fue la capital de las diez tribus durante gran parte de la historia del reino del norte. “Se dice que el lugar recibió ese nombre de Semer, el que le vendió a Omri la colina en la cual se edificó la ciudad”.1 “Samaria” significa “montar guardia”. El nombre de aquella ciudad llegó a ser irónico, pues lo menos que los habitantes hicieron fue montar guardia, y menos aún guardia espiritual.
Cuando Israel fue vencido por los asirios, Samaria quedó despoblada y devastada por la guerra. El rey asirio, con la finalidad de hacer perder la identidad de los pocos judíos que dejó en la región, introdujo colonos procedentes de ciudades paganas como Hamat, Babilonia y Ava (vers. 24), las cuales trajeron consigo sus cultos idolátricos. A causa de que el suelo había quedado sin cultivar, comenzó a llenarse de animales salvajes, incluyendo leones. Los nuevos colonos hicieron saber al rey de Asiria que la razón de tal azote era que ellos desconocían a Jehová. Uno de los sacerdotes deportados procuró impartirles el conocimiento de Dios, pero no pudo persuadirlos de que abandonaran sus ídolos; más bien mezclaron su religión falsa con la de Jehová.
Fuimos creados para adorar a Dios. El enemigo envidia esa adoración y nos presenta todo tipo de creencias y tradiciones espirituales falsas mezcladas con algo de verdad, para apropiarse de la adoración que corresponde a Dios. Si por ignorancia has participado de esas maquinaciones del enemigo, clama hoy a Dios por liberación y victoria. Muchos samaritanos llegaron a ser cristianos fieles.
Jesús vino a traer reconciliación a aquellos samaritanos, que, aunque heredaron una cultura idólatra, eligieron ser adoradores del verdadero Dios.
1 Siegfried H. Horn, Diccionario bíblico adventista del séptimo día (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editorial Sudaméricana: 1995), p. 1042.