¿En qué consiste la liberación femenina?
“Esto, pues, es lo que les digo y les encargo en el nombre del Señor: que ya no vivan más como los paganos, los cuales viven de acuerdo con sus equivocados criterios” (Efe. 4:17).
La verdadera liberación femenina no es, como muchas piensan, entrar en lucha encarnizada con los varones, sino ejercer el gozo y el derecho de ser mujer sin culpa ni menoscabo. La liberación consiste en dejar que nuestra esencia trascienda, llevándola a realizar por ella y por los demás todo lo que le es permitido dentro de su naturaleza y que sea acorde con la voluntad de Dios. La verdadera liberación comienza en Cristo y, en sumisión a su voluntad, toda mujer puede llegar a ser lo que se proponga. Jesús dijo: “Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8:32).
Otro falso concepto que vaga en la mente de muchos es que la mujer tiene la “cabeza hueca” y que su potencial radica solo en sus atributos físicos. Por lo tanto, la mujer que carece de ellos no tendría cabida en una sociedad que rinde culto al cuerpo.
Los padres deben proveer oportunidades para que sus hijas no pongan su interés solo en las cosas triviales, sino que también puedan desarrollar sus capacidades intelectuales. El hombre inteligente y la mujer tonta es uno de los clichés que más ha dañado la convivencia entre hombres y mujeres. El cerebro de la mujer, como el del hombre, posee dos hemisferios que han sido diseñados por Dios para cumplir tareas específicas, maravillosas y perfectas.
Uno de los atributos más extraordinarios que Dios dio al género humano es la capacidad de amar. Es una capacidad que se puede aprender y se debe desarrollar. Las mujeres capaces de dar ternura no son débiles; más bien, son el instrumento usado por Dios para derretir la frialdad del mundo que vive entre los bloques de acero y cemento de las grandes urbes.
Estimula en tus hijas la capacidad de dar y recibir ternura, siendo tierna con ellas. Al hacerlo, las nuevas generaciones de mujeres vivirán su lado tierno, sensible, sutil y amoroso como algo natural, sin pensar que esto las convierte en débiles e indefensas.