
Amigas de la tierra
“También construyó fuertes en el desierto y cavó muchas cisternas de agua, porque tenía grandes manadas de animales en las colinas de Judá y en las llanuras. También era un hombre que amaba la tierra” (2 Crónicas 26:10).
“Día Internacional de la Madre Tierra”, es como se le ha denominado a este día desde 1970. El objetivo es concientizar sobre el reto que representa conservar el planeta. Con la revolución industrial, entre el siglo XVIII y XIX, surgieron máquinas e inventos para facilitar y optimizar el trabajo del campo y la ciudad. No obstante, hoy podemos palpar la otra cara de la moneda, de lo que aquello ha traído como consecuencia.
En el registro bíblico, encontramos la historia de un rey dotado de gran inteligencia que amaba la tierra. Su nombre fue Uzías y se le describe como alguien que “amaba la tierra”. La pasión que sentía el rey por los trabajos de la agricultura lo llevó a inventar formas amigables de hacer rendir los productos del campo, así como otros instrumentos para la guerra (vers. 15). La historia de la creación dice que Dios creó los cielos y la tierra (Génesis 1:1), y el tercer día hizo brotar la hierba verde y hierba que da semilla según su naturaleza así como árboles de todas especies (Génesis 1:12-13). Habiendo concluido su obra, Dios la puso en manos del hombre para que se encargara de su cuidado (ver. 28).
Desafortunadamente, la tierra que fue puesta a nuestro cuidado está siendo destruida por nuestras manos. El descongelamiento de los glaciares ha hecho que muchas especies de animales pierdan sus hogares y emigren a lugares de refugio. En la huída, mueren por no tener las condiciones para sobrevivir. Pareciera que no nos afecta, pero es más alarmante de lo que pensamos. Toda la naturaleza está concatenada; si un eslabón se rompe, se produce un efecto dominó y todos sufrimos las consecuencias.
¿Qué estamos haciendo con nuestra inteligencia para cuidar la tierra que Dios creó para nosotras y nuestros hijos? ¿Somos amigas de la naturaleza o somos enemigas? La Biblia afirma: “Ha llegado tu ira, el tiempo de juzgar a los muertos y de recompensar a tus siervos los profetas, a los santos y a los que temen tu nombre, lo mismo grandes que pequeños, y de destruir a los que destruyen la tierra” (Apocalipsis 11:18). La buena noticia es que hoy puedes comenzar a hacer cambios en tu vida que contribuyan a una fiel mayordomía de la tierra.