Matutina para Mujeres | Martes 28 de octubre de 2025 | Ora por tu esposo

Matutina para Mujeres | Martes 28 de octubre de 2025 | Ora por tu esposo

Matutina para Mujeres

«Ella contestó: ‘Concédeme otro regalo. Ya me regalaste tierras en el Neguev; ahora te ruego que también me des manantiales’. Entonces Caleb le entregó tanto los manantiales de la parte alta como los de la parte baja» (Josué 15:19).

El trofeo al campeón no era en oro, plata o tierras. El premio para el hombre más valiente era una doncella. Fue así como Acsa fue dada a Otoniel como esposa. Después de haber recibido las tierras del Neguev como regalo de bodas, Otoniel instó a su esposa para que pidiera tierras con fuentes de agua. Acsa ya se encontraba acomodada en su asiento sobre el asno y decidió que debía pedir a su padre lo dicho por su esposo. De esta manera, Caleb concedió a su hija la petición de su yerno.

Generalmente las esposas nos esmeramos en hacer comida, en tener lista la ropa, en aportar para la economía familiar (si se trabaja fuera de casa), pero muy poco se dedica tiempo a doblar las rodillas para pedir exclusivamente por el cónyuge. Orar por tu esposo es el mejor regalo que le puedes hacer. Ora por sus sueños, por sus decisiones, por sus temores, por sus problemas, por su espiritualidad, por sus defectos, por su paternidad, por sus tentaciones, ora pidiendo más amor por él. Te sorprenderás de los resultados que se obtienen al orar por tu esposo.

Muchos de los problemas matrimoniales que se viven a diario se evitarían tan solo si la esposa orara más por su esposo. Los matrimonios no deberían solo «sobrellevarse»; ese no es el objetivo de la familia que Dios creó en el Edén. Ser una sola carne es el fin primordial del matrimonio y únicamente por medio de la oración sistemática puede lograrse tal conexión espiritual.

En ocasiones, cuando el matrimonio va mal, no queremos orar por el cónyuge. No obstante, es primordial que, como Acsa, nos bajemos del «asna del dolor», «del asna del orgullo» donde nos hemos acomodado, y pidamos a Dios por nuestro esposo. «Hay demasiado poca oración, escasea una real convicción de pecado, y la falta de una fe viviente deja a muchos destituidos de la gracia tan abundantemente provista por nuestro Redentor».

La buena noticia es que nuestro Padre celestial está dispuesto a concedernos los manantiales de bendiciones que pidamos en beneficio de ese hombre que elegimos como compañero de vida. Oremos más.

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