Un sueño hecho realidad
Y cuando nuestros enemigos de los alrededores lo supieron, se llenaron de miedo, y humillados reconocieron que en la obra que habíamos hecho Dios había estado presente. Nehemías 6:16, RVC.
Nadie logró disuadir a Nehemías de su plan de reconstruir los muros de la ciudad. Si Nehemías hubiese dado un paso en falso, su influencia benéfica se habría atenuado y la obra habría quedado inconclusa. Si se hubiese escondido en el templo como se lo sugería el profeta sobornador, habría profanado gravemente la casa de Dios, pues él no era sacerdote (Núm. 18:22) y habría demostrado que daba poca importancia al mandato divino. Hay tiempo de esconderse y tiempo de luchar. ¡Cuánto cuidado deberían tener los siervos de Dios! Satanás busca toda ocasión para hacerlos caer, para entretenerlos y desviarlos de la gran misión que Dios tiene para ellos. “Les llegarán repetidamente solicitudes para apartarlos de su deber; pero como Nehemías, deben contestar firmemente: ‘Yo hago una gran obra y no puedo ir’ ” (PR, p. 487).
Hay gente que tiene motivos escondidos en los consejos que dan. Examina las recomendaciones para ver si sus palabras son consistentes con la Biblia. Nehemías entendió que aquel extraño mensaje de esconderse en el templo no coincidía con la orden de luchar y terminar la obra de reconstrucción. “Cualquier influencia tendiente a hacer vacilar la fe del pueblo de Dios en su poder guiador debe ser resistida con firmeza” (PR, p. 488). Los líderes eclesiásticos son constantemente el blanco de ataques de toda índole. Oremos por ellos para que permanezcan firmes.
Finalmente, la muralla fue terminada. Aquellos que intentaron intimidar y amenazaron a los constructores y a Nehemías mostraron sus verdaderos motivos y falsas acusaciones. Su miedo a los israelitas se hizo notable. La construcción y reparación del muro de la ciudad fue concluido en 52 días: “La terminación del muro en tan corto tiempo fue algo tan increíble para los enemigos de los judíos que la consideraron como un milagro” (3CBA, p. 421).
Cuando hombres y mujeres de Dios se juntan con oración y determinación en hacer una obra para Dios, alcanzarán grandes ideales. El sueño y deseo de Nehemías se veía tan distante, tan grande y difícil cuando estaba sirviendo de copero al rey, pero con tenacidad y persistencia, el sueño se convirtió en una hermosa realidad.
No hay sueño demasiado grande que no pueda ser completado. Cada sueño es como una semilla: solo espera el momento y las circunstancias adecuadas para germinar y dar su fruto.