El día del juicio se acerca
“Vendré a juzgaros; seré testigo acusador contra los hechiceros, contra los adúlteros y los perjuros, contra los que explotan al jornalero, a la viuda y al huérfano y violan el derecho del extranjero sin ningún temor de mí”, dice el Señor todopoderoso. Malaquías 3:5, SBMN.
De los 55 versículos que posee el libro de Malaquías, 47 son declaraciones directas de Dios a Israel. Tan lejos llegaron en su condición que las palabras directas de Dios no les impactaban. El pueblo se llenó de sacerdotes corruptos, prácticas inicuas, hipocresía, infidelidad, divorcios ilegales, matrimonios mixtos y falsa adoración. Tanta arrogancia cansó a Dios: “Habéis hecho cansar a Jehová con vuestras palabras” (Mal. 2:17). Guardó cuatrocientos años de silencio, sin profetas que alertaran al pueblo. ¡Cuán grande sería su dolor por el permanente rechazo de su pueblo que guardó tanto silencio! ¿Te has preguntado si Dios guarda silencio frente a tu orgullo, arrogancia o tibieza espiritual?
El remanente fiel no quedaría sin cuidado; vendría un mensajero: “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí” (Mal. 3:1), dijo Malaquías sobre la obra de Juan el Bautista que introduciría al Mesías. El Hijo de Dios, Jesucristo mismo, vendría a poner fin al tiempo de gracia de Israel como pueblo elegido.
Dios mostró su desagrado contra quienes practican la magia, la hechicería, el adulterio, juran falsamente en el nombre de Dios, extorsionan a sus empleados, a las viudas, a huérfanos y extranjeros. ¡Esta condenación también se aplica hoy! Dios no es sordo a las injusticias: “Todo acto injusto contra un semejante es una violación de la regla de oro. Todo perjuicio ocasionado a los hijos de Dios se hace contra Cristo mismo en la persona de sus santos. Toda tentativa de aprovecharse de la ignorancia, debilidad o desgracia de los demás, se registra como fraude en el libro mayor del cielo” (PR, pp. 481, 482).
Tal como el reducido grupo de fieles al Señor en las épocas finales del pueblo de Dios del Antiguo Testamento permaneció fiel sin voz profética durante cuatrocientos años, el grupo final de fieles sobre la tierra vivirá sin Mediador. “Los que vivan en la Tierra cuando cese la intercesión de Cristo en el Santuario celestial deberán estar firmes ante la mirada atenta de un Dios santo sin un mediador. Sus vestiduras deberán estar sin mácula; sus caracteres, purificados de todo pecado por la sangre de la aspersión. […] Cuando esta obra haya quedado consumada, los discípulos de Cristo estarán listos para su venida” (CS, p. 478).
¡Que tu fe no falte mientras eres purificada!
