Matutina para Mujeres | Sábado 23 de agosto de 2025 | Los que no tienen tumba

Matutina para Mujeres | Sábado 23 de agosto de 2025 | Los que no tienen tumba

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Matutina para Mujeres

«Después Rizpa, la hija de Aja y madre de dos de los hombres, extendió una tela áspera sobre una roca y permaneció allí toda la temporada de la cosecha. Ella evitó que las aves carroñeras despedazaran los cuerpos durante el día e impidió que los animales salvajes se los comieran durante la noche» (2 Samuel 21:10).

Era el momento de la oración de rodillas en el culto divino del sábado. Se hizo una invitación para que quienes tuvieran un pedido especial o un agradecimiento pasaran al frente. Desde el fondo, venía una mujer con un llanto ahogado. Llegó hasta el frente y se arrodilló, sin dejar de llorar. Su pedido era por su hijo, que hacía tiempo atrás había sido secuestrado y, desde entonces, no sabía nada de él. La angustia estaba consumiendo su corazón y la tristeza secaba, día a día, sus huesos.

De acuerdo a la Biblia, Rizpa estuvo aproximadamente cinco meses velando el cuerpo de sus hijos para que las fieras no se los comieran. Debido a que habían muerto ahorcados en pago de una venganza, sus cuerpos no fueron sepultados. Si los animales hubieran devorado los cuerpos, ella no habría tenido una tumba donde llorar. Esa era la suerte que no quería para sus hijos. «Tus cadáveres serán alimento para las aves carroñeras y los animales salvajes, y no habrá nadie allí para espantarlos» (Deuteronomio 28:26). Movido a misericordia

por la acción de Rizpa, el rey David mandó a que los huesos tuvieran finalmente un sepulcro en el panteón real. Solo entonces el alma de aquella mujer tuvo descanso.

No tener dónde llorar es el lamento de muchas madres alrededor del mundo. Un número alarmante de personas son secuestradas y sus familiares nunca vuelven a saber de ellas. Las madres pasan noches enteras en vela, rogando por sus hijos desaparecidos. El grito que sale de ellas, como de aquella mamá que lloraba en el culto divino, es: «¡Ojalá tuviera una tumba donde llorar!» .

Querida amiga, si has pasado por una pena tan grande como esta, si hasta hoy no sabes nada de tu ser querido, quiero decirte que el Rey de misericordia quiere darle descanso a tu alma hoy. Nuestra humanidad no nos permite ver más allá de nuestros ojos, pero Dios, que mira desde el Cielo, sabe dónde está tu ser querido.

Hoy te invito a que elevemos plegarias intercesoras por todas aquellas madres que no tienen una tumba donde llorar. Roguemos al Cielo para que el Rey tenga misericordia de ellas y puedan hallar la paz que su corazón necesita. Y sigamos orando y trabajando para que Jesús regrese y acabe con el sufrimiento, si fuera posible, hoy.

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