Matutina para Mujeres | Sábado 27 de diciembre de 2025 | Dignas de lástima

Matutina para Mujeres | Sábado 27 de diciembre de 2025 | Dignas de lástima

Matutina para Mujeres

«Y si nuestra esperanza en Cristo es solo para esta vida, somos los más dignos de lástima de todo el mundo»

(1 Corintios 15:19, NTV).

«He predicado tantas veces que tu venida cerca está; y hasta con música he dicho que pronto vas a regresar. Lo he escuchado en las iglesias y en tu Palabra claro está; y aún la misma naturaleza me dice que tú vienes ya. Más hoy me he descubierto aquí entre placeres de la vida, entre envidias y el rencor, entre mis planes donde tú no estás. Como si no fuera realidad o no anhelara tu venida. Me he descubierto hoy. He imaginado pocas veces que tú regresas otra vez; no está en mi lista de prioridades, aunque tu hija afirmo ser. Tal vez me encuentro satisfecha con la vida que me das; tal vez también me he olvidado que este mundo no es mi

hogar». Esta es la letra de un canto que un día me nació escribir. Hoy me pregunto: ¿no será que por eso no hemos alcanzado la plenitud de la felicidad en nuestro llamado viaje al Cielo?

Pensamos y vivimos en horizontal. Nuestras esperanzas están puestas tan solo en lo que vemos, tocamos y oímos. Ante esta perspectiva de vida, el apóstol Pablo nos llama desdichados; en otra versión se traduce: «dignos de lástima». Cuando nuestros amados mueren, recordamos las promesas de encontrarnos junto al río, de volvernos a abrazar pero, ¿estamos viviendo realmente para ser parte de ese momento? En los funerales, he oído frases como: «¡Ojalá hoy regresara el Señor para que mi ser amado vuelva a la vida!». Pero pasados los días de duelo, cuando el corazón va sanando, nuevamente la promesa vuelve a verse muy lejana y ya no se desea tanto como aquel día que se llevó al ser querido a enterrar al panteón. Y es aquí donde nos volvemos «dignas de lástima».

Querida amiga, la buena noticia es que nos preparamos para un mundo más allá de la muerte. Por la certeza de la resurrección de Jesús hoy podemos confiar que el día llegará en que habrá vida después de la muerte. Resucitará quien se haya despojado de todo estorbo terrenal y será levantado quien se haya preparado para

la otra vida. Vivamos de tal manera que, cuando Cristo vuelva, vayamos al eterno hogar con él.

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