La tristeza que beneficia
Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto. 2 Corintios 7:11.
Corinto era una ciudad muy prestigiosa. las cosas malas que allí ocurrieran afectarían a todas las demás iglesias, poniendo en peligro la causa de Dios entre los gentiles. Por eso Pablo se alegró con el informe de Tito. “Tres frases en particular revelan el efecto favorable de la carta y de la visita de Tito. En cada una de estas tres frases el uso del pronombre les da aún más énfasis: ‘vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud’ ” (6CBA, p. 880). Comprendieron el dolor que habían causado a Pablo, se lamentaron y se arrepintieron.
La tristeza de los corintios se convirtió en la alegría de Pablo: aquel dolor era transitorio y los conduciría al genuino arrepentimiento. Un ministro que ama su feligresía no causa dolor a ninguno de sus miembros, se asegura de sus acciones antes de proceder. Habían sido beneficiados con los consejos de la primera epístola. Esa tristeza benéfica daría resultados, pues era el genuino dolor por el pecado cometido que los llevaría al arrepentimiento. La vergüenza que sientes por ser descubierta en algo deshonroso, o el miedo a las consecuencias, no es la tristeza a la que se refiere Pablo. La tristeza que beneficia es la “tristeza según Dios” (2 Cor. 7:11): reconoce las faltas y admite haber ofendido a Dios; se esfuerza por reparar la falta y no volver a cometerla. Todo arrepentimiento genuino es obra del Espíritu Santo.
Pablo alabó a los corintios por siete características de su arrepentimiento que demostraron un cambio de actitud. “Qué solicitud”: fervor para apartarse del pecado y diligencia para hacer la voluntad de Dios. “Que defensa”: despejar los malentendidos, desaprobar la antigua actitud. “Que indignación”: por haber apoyado conductas escandalosas. “Que temor”: resaltar la reverencia a Dios. “Que ardiente afecto”: el nuevo espíritu de compañerismo y comprensión. “Que celo”: la nueva actitud asumida frente a la inmoralidad. “Que vindicación”: castigaron a la persona que había causado escándalo a la congregación y reivindicaron el carácter de Pablo.
“Tal es el resultado de la obra del Espíritu de Dios. Una reforma en la vida es la única evidencia de un arrepentimiento verdadero” (CS, p. 515).