Matutina para Mujeres, Viernes 16 de Abril de 2021

Matutina para Mujeres, Viernes 16 de Abril de 2021

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Si corres, no contemplas

“¡Cuántas cosas has hecho, Señor! Todas las hiciste con sabiduría; ¡la tierra está llena de todo lo que has creado!” (Sal. 104:24).

Las mujeres de hoy vivimos apuradas y cansadas. Desde el ama­necer hasta bien entrada la noche, nos sentimos apremiadas por un sinfín de cosas que hacer, algunas prioritarias y otras no tanto, pero que resultan apremiantes debido a nuestro falso concepto del “sentido de utilidad”. Es así de claro: hay mujeres que se sienten inútiles si no están rea­lizando alguna tarea. Por supuesto, no pretendo hacerte hoy un llamado al ocio; solo pretendo que hagas un alto a tu eterno “correr” para mirar el en­torno y darte cuenta de todo lo que no estás disfrutando. 

Hoy, mientras corría para cumplir una tarea, llegué al centro comercial a la puesta de sol. Miré mi reloj de reojo y, dando un portazo al auto, salí apresuradamente a cumplir mi encomienda. Fue entonces cuando escuché un coro de voces agradecidas alabando al Creador antes de ir a dormir; levan­té la mirada y pude ver más de un centenar de cenzontles (que en dialecto náhuatl significa “el ave de las cuatrocientas voces”) revolotear alrededor de un gran árbol que les sirve de dormitorio. ¡Qué imagen! ¡Cuánta sabidu­ría! Diseñados por Dios, solo siguen lo que su instinto les dicta sin preguntas ni demoras. Mi corazón se llenó de gratitud por la gran lección enseñada y aprendida. 

Si corremos, no podemos contemplar debidamente la belleza que nos rodea. Abrumadas y agotadas por los quehaceres diarios, perdemos la alegría y el optimismo. No hay tiempo para la contemplación de lo divino que ocurre en nuestro entorno: el capullo que se abre con el sol de la mañana, el canto de las aves, el vuelo frágil de una mariposa, el grillo que canta aunque su mo­rada esté en un agujero oscuro y frío, la risa del bebé, la alegría del cachorro cuando nos ve, el sabor de un helado, la suave caricia del agua entre los de­dos, los colores del atardecer, el tamaño de la luna y el titilar de las estrellas… Todo esto es digno de contemplar, pero nos lo perdemos por correr tras lo efímero y de poco valor. 

Para evitar perderte tantas bendiciones a tu alcance, ¿qué te parece si esta mañana, en vez de salir corriendo, te detienes? ¡Contempla, contempla! Y agradece a Dios por la existencia de lo bello que aún hay en la tierra, y que es un anticipo de las maravillas que disfrutaremos y contemplaremos en la patria celestial.

Esta entrada tiene un comentario

  1. Magnolia Aguilar

    Gracias por poner a disposición este material para compartir cada día. Dios bendiga su ministerio.

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