Débora
“Hay que aprender a hacer las cosas más pequeñas de la manera más grande»
Goethe
Hoy arrancamos con una pregunta: ¿Cuántas Déboras hay en la Biblia? Supongo que habrás respondido que una, pero lo cierto es que hay dos. Y yo no voy a hablar de la que te vino a la mente, la Débora jueza de Israel, esa que todo el mundo recuerda porque fue una mujer de liderazgo en un mundo de hombres. Voy a hablar de la primera Débora, de la que nadie predica pero que aparece en el libro del Génesis (por algo será).
Antes, una breve introducción para comprender la importancia de aparecer en la Biblia. El libro de Génesis tiene 50 capítulos y cubre 2.500 años de la historia de este mundo. Para que tengas una perspectiva de lo que significa, de Éxodo a Deuteronomio, en esos cuatro libros juntos, se cubren apenas ciento veinte años de la historia de Israel, ¿ves la diferencia? Así que, en Génesis, Dios elige qué nos va a contar de todas las personas que vivieron y de todas las cosas que sucedieron en un espacio de 2.500 años. ¿Por qué elige lo que elige? Obviamente porque considera que es lo que va a inspirar a las futuras generaciones a vivir una vida virtuosa. Si tú escribieras un libro que contara 2.500 años de historia, ¿incluirías a la Débora de la que hablaremos hoy? Piénsalo mientras lees.
Génesis 35:8: “Allí murió Débora, la mujer que había cuidado a Rebeca. Y la enterraron debajo de una encina […]. Jacob llamó a este lugar ‘La encina del llanto’ ”. Esa era Débora: la niñera de Rebeca. Solo hay otro versículo más que la menciona, Génesis 24:59: “Dejaron ir a Rebeca y a la mujer que la había cuidado siempre”; o sea, Débora. Dos versículos, eso es todo, pero Dios vio necesario incluirlos en un libro que cuenta 2,500 años de historia. ¿Por qué? El Espíritu de Profecía lo aclara: “El recuerdo de esa vida consagrada a un servicio fiel fue considerado digno de mencionarse en la Palabra de Dios” (Patriarcas y profetas, p. 183).
¿Por qué consideró Dios que era digna de ser mencionada Débora en la Biblia? Porque vivió una “vida consagrada a un servicio fiel”. Apenas dos versículos para resaltar la importancia de la consagración y la fidelidad en el servicio a Dios en las cosas pequeñas… Y para recordarnos que Dios se fija en las mujeres, que está presente en nuestra vida y que nos destaca por lo que ve en nosotras, aunque nadie más lo vea.
Cuando te preguntes qué valor puede tener trabajar en una oficina, limpiar casas, atender enfermos o ser cocinera, esta es la respuesta: para Dios, mucho, si lo haces con fidelidad y consagración al servicio al que Dios te llama. Por eso, debemos aprender a hacer las cosas más pequeñas de la manera más grande: con fidelidad, consagración y viéndolo como nuestro servicio al Señor.
“El que se porta honradamente en lo poco, también se porta honradamente en lo muchon (Luc. 16:10).
Amén. Aun me falta mucho, para llegar cswe como esta de ira consagrada y fuel a su servicio, lo reconozco y pidió que me ayude a ser más semejante a Ud. Mi Dios.