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«Yo, que soy menor que el más pequeño de todos los santos, he recibido el privilegio de anunciar entre los no judíos
el evangelio de las insondables riquezas de Cristo» (Efesios 3:8).
Era el 20 de junio de 1942 cuando Ana Frank volvió a la escritura después de no hacerlo los cuatro días anteriores. «Me causa una sensación singular de expresar mis pensamientos, no solo porque nunca he escrito, sino porque me parece, que más tarde, nadie tendrá interés por las confidencias de una niña de 13 años».
Los modelos a seguir que transmiten las propagandas en los medios de comunicación suelen hacer pensar a las niñas, jovencitas y damas, que los estándares de la mujer ideal son inalcanzables. Sugieren que para ser alguien, hay que ser grande e importante, tener unas medidas precisas y vestir ropas de marcas inasequibles. Pero, cuán lejos de la realidad están tales pensamientos. Lastimosamente, han logrado causar un gran impacto negativo en muchas mujeres.
Solo unos días después de que escribiera en su diario que nadie se interesaría en los escritos de una niña, el
9 de julio, Ana y su familia se encontraban escondidos en una casa nada parecida a su vivienda anterior, que se convertiría en su nuevo hogar. No eran las circunstancias más favorables para una jovencita, pero su espíritu soñador, su gusto por la historia y la escritura y sus incansables ganas de vivir, le hicieron menos fastidiosos los días en el escondite.
Ana y Pablo se sentían pequeños, pero eso no fue impedimento para trabajar en el cumplimiento de su misión. Aunque Ana murió antes de cumplir los 16 años en un campo de concentración nazi, fue y sigue siendo una inspiración para los judíos y el mundo. Pablo salió de los judíos para que el mensaje llegara hasta nosotros y hoy no hay cristiano que no sepa de su existencia. No es tu tamaño o lo que los otros humanos califiquen en ti lo que te hará grande, sino la humildad con que tu corazón esté dispuesto a servir a Dios y a la humanidad.
Hoy, la Biblia es el libro más vendido y más traducido en el mundo. En segundo lugar, en la categoría de libros de no ficción, está el Diario de Ana Frank, una niña que a sus 13 años comenzó a escribir un diario. No desistas de tus sueños por creerte pequeña, Dios te ha elegido para enseñar su amor al mundo y eso ya te hace grande.