Matutina para Mujeres | Viernes 24 de octubre de 2025 | Lo que no es honroso

Matutina para Mujeres | Viernes 24 de octubre de 2025 | Lo que no es honroso

Matutina para Mujeres

«Enfrentaron al rey Uzías y le dijeron: ‘No es a usted, Uzías, a quien corresponde quemar incienso al Señor. Eso es función exclusiva de los sacerdotes, los descendientes de Aarón, los cuales son apartados para este servicio. Salga del santuario, porque ha pecado. ¡El Señor Dios no le honrará por esto!’ » (2 Crónicas 26:18).

El rey Uzías estaba en el apogeo de su reinado. Su inteligencia le había permitido inventar máquinas de guerra con la cuales se hizo poderoso. Sin embargo, «cuando llegó a ser poderoso, Uzías también se volvió orgulloso, lo cual resultó en su ruina. Pecó contra el Señor su Dios cuando entró al santuario del templo del Señor y personalmente quemó incienso sobre el altar del incienso» (2 Crónicas 26:16).

Siendo el soberano de la nación, tenía derecho de hacer su voluntad, siempre y cuando esta no fuera contra la voluntad y reglas de Dios, un Rey que está por encima de cualquier mortal. No obstante, Uzías olvidó este pequeño detalle. Al sentir el poder de su gloria creyó que todo lo había logrado por sus propias fuerzas y desafió la autoridad divina. Como rey, sabía muy bien que no le estaba permitido entrar al templo para quemar incienso pero, a pesar de ello, lo hizo. Cuando el sacerdote Azarías entró para reprenderlo, el rey se enojó tanto que Dios envió su castigo allí mismo (2 Crónicas 26:19). El resto de sus días vivió leproso, sin trono, sin gloria ni corona y alejado de su familia.

De no haber sido por aquel incidente, el registro histórico de Uzías habría sido sin mancha. Este hecho debería hacernos reflexionar en nuestras actitudes en cuanto a los asuntos sagrados. En ocasiones, hay personas que han pasado tantos años en cierto cargo, que se sienten dueños de las congregaciones y que pueden hacer y deshacer a su antojo. Otros sienten que Dios es su igual y rebasan el límite del respeto cuando se refieren a él. No es honroso para ningún ser humano tomarse atributos que no le corresponden. Por el contrario, resulta vergonzoso. De alguna manera el Señor nos busca y nos reprende cuando nuestros pasos están mal encaminados. No obstante, muchos recurren al enojo, como lo hizo el rey, cuando son puestos en evidencia.

Querida amiga, no es honroso olvidar a quién debemos todo lo que somos. La ruina del rey le sobrevino cuando su corazón se enalteció. Vivamos en humildad, y el orgullo y la arrogancia no tendrán lugar en nuestro corazón.

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