En igualdad de condiciones
“Ser soltera no significa ser débil”. Niall Horan
El versículo diez no es el único de Proverbios 31 que tiene terminología de batalla y que, por tanto, nos recuerda que la vida es una guerra. El siguiente, el once, también. Leámoslo: “El corazón de su marido confía en ella y no carecerá de ganancias”. La palabra “ganancias” en el original es salal, que significa “botín”, eso que se lleva el ejército victorioso tras la batalla. El texto bíblico parece estar diciéndonos que, en la batalla de la vida, la mujer cristiana intenta obtener lo mejor que puede y sabe para cuidar de su familia, por medio de la estrategia.
Pero hay algo que me inquieta de ese versículo: “El corazón de su marido”. ¿Querrá decirnos la Biblia que para ser una mujer ideal desde el punto de vista de Dios, es imprescindible estar casada? Obviamente, no todas tenemos esposo. De hecho, según estadísticas de la Oficina del Censo de los Estados Unidos, solo el 40% de las mujeres mayores de quince años en ese país están casadas. ¿Significa esto que el mensaje de la Biblia no se aplica al 60% restante (más del 60% si incluimos a las menores de 15)? Claro que no, pero una cosa es que lo diga yo y otra, que pueda probarlo con la Biblia.
¿Recuerdas que la palabra hayil se aplica siempre a hombres (particularmente a soldados) excepto en dos ocasiones? Pues hay otra ocasión, aparte de Proverbios 31:10, en que se aplica a una mujer. ¿Quieres saber a qué mujer? Rut 3:11: “No temas, hija mía; haré contigo como tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa [hayil]”. La Biblia dice que Rut era una mujer hayil antes de que se casara con Booz, cuando estaba aún soltera (viuda). Para ser una mujer hayil, pues, no hace falta estar casada.
Solteras y casadas, todas podemos ponernos en las manos de Dios para que haga de nosotras mujeres hayil. No hay excusas ni privilegios, todas estamos en igualdad de condiciones. Es nuestro carácter lo que nos define, no el espacio que ocupamos en el hogar.
Hemos de tener cuidado de no identificar el ideal de “mujer virtuosa” de Proverbios 31 con matrimonio, maternidad, ni con ningún otro preconcepto. No es eso lo que nos define; lo que nos define es la integridad de carácter y el valor que Dios nos da. Con esposo e hijos o sin ellos.
“El corazón de su marido confía en ella y no carecerá de ganancias” (Prov. 31:11, RVR95).
Amén.