La pregunta universal
«Mira —dijo Isaac—, tenemos la leña y el fuego, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?». Génesis 22: 7
«¿Dónde está el cordero para el holocausto?» Es una pregunta que trasciende el tiempo y llega hasta nosotros hoy. La escuchamos de muchas formas distintas, pero al final es el mismo interrogante: ¿Dónde está la paz? ¿Dónde está el amor? ¿Dónde está el sustento? Vivimos en el siglo de las necesidades; no cualquier necesidad, sino las más profundas y sentidas. Hoy gastamos un alto porcentaje de nuestro tiempo tratando de suplir nuestras «necesidades». Si no me crees, calcula el tiempo que una persona pasa en Instagram detrás de los likes que en su mente significan aceptación y pertenencia.
No obstante lo anterior, muchos psicólogos modernos creen que podemos hallar satisfacción al suplir nuestras necesidades más básicas. El psicólogo Abraham Maslow diseñó una pirámide para jerarquizar dichas necesidades. Él colocó en la base de la pirámide aquellas necesidades que tienen que ver con la parte fisiológica de las personas: comida, sueño, refugio, agua, excreción, libido, etcétera. Después de suplir estas necesidades, entonces lo siguiente es lograr seguridad, o sea: estabilidad, protección contra la violencia, protección para la salud y los recursos financieros. Luego vienen las necesidades sociales: amistad, socialización y aceptación, intimidad, estatus y estima, reconocimiento, logro y respeto. Al final de la pirámide aparecen las necesidades de autorrealización: autodesarrollo, prestigio, creatividad, espontaneidad y moralidad. Cada una de estas categorías no satisfecha nos hace preguntarnos lo mismo que preguntó Isaac: «¿Dónde está?» Y cuando satisfacemos un nivel, seguimos al siguiente. Es una búsqueda de nunca acabar. Y cuando suples todos los niveles de necesidades, la pregunta vuelve a aparecer: «¿Dónde está…?».
¿Será que estamos diseñados para esa búsqueda incansable que no se satisface con nada? ¿O será que estamos buscando en el lugar equivocado? No creo que los likes que consigues en una foto puedan satisfacer el vacío de tu corazón, ni el número de amigos que tengas en Facebook ni cuánta gente vea tus videos en Tik Tok. Blaise Pascal dijo que en el corazón del ser humano hay un vacío que tiene la forma de Dios y, por lo tanto, solo Dios puede llenarlo. ¡Maravilloso!
Aunque te invito a perseguir la autorrealización, el mensaje de @Dios para ti en este día es: «Solo yo puedo llenar los vacíos de tu corazón. Déjame entrar hoy en tu vida».