Miércoles 04 de Enero de 2023 | Matutina para Menores | Dios te busca

Miércoles 04 de Enero de 2023 | Matutina para Menores | Dios te busca

Dios te busca

El Señor le dijo: ‘¿Por qué te enojas y pones mala cara?’ Génesis 4:6

Cuando Caín nació, sus padres tenían la esperanza de que fuera el hijo de la promesa. Nunca imaginaron que sería el primer asesino. Y todo por culpa del enojo. El problema estuvo relacionado con la adoración a Dios. Recuerda que Dios es quien dice cómo, cuándo, dónde y con qué debemos adorarlo; siempre es él quien pone las reglas. En aquellos días, el elemento clave era el cordero.

El enojo siempre trae graves consecuencias. Sin embargo, debemos aceptar que todos nos enojamos de vez en cuando. A veces podemos enojarnos como una llamarada, que así como se enciende rápido se apaga rápido. Por ejemplo, puedes enojarte con tu amigo en un juego, pero después de unos minutos se olvidan del problema y siguen jugando. Otras veces, el enojo puede ser como una llama débil, pero constante. Es decir, el enojo sigue allí aun cuando no hagamos nada. Por ejemplo, puedes sentir enojo en tu interior, pero “hacer de cuenta” que no ocurre nada, y estar pensando cómo vengarte. Este es el tipo de enojo que Jesús prohíbe; y así se enojó Caín.

Dios hizo lo que pudo para evitar esa situación. Buscó a Caín para ayudarlo y para asegurarle que podía dominar su enojo. Pero Caín no prestó atención a la voz de Dios. Prefirió seguir teniendo pensamientos de odio y enojo contra su hermano. En lugar de arrepentirse y adorar a Dios como él había indicado, pensó cómo vengarse. Decidió engañar a su hermano, lo invitó a dar un paseo en el campo, aparentó que su enojo había quedado atrás, y entonces lo mató.

El pecado trajo consecuencias terribles. De Génesis 3 al 4 hay una gran diferencia en la respuesta de Adán y la de Caín al llamado divino. Dios preguntó: “¿Dónde estás?”, y Adán respondió: “Tuve miedo y por eso me escondí”. Después, Dios le preguntó a Caín: “¿Dónde está tu hermano Abel?” Y Caín dijo: “No lo sé. ¿Acaso es mi obligación cuidar de él?” (Gén. 4:9). Dios siempre te va a buscar. ¿Cómo le responderás?

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