Nada me faltará
“Jehová es mi pastor; nada me faltará” (Sal. 23:1).
Esas tres palabras parecían burlarse de mí. Me miraban desde las páginas de mi Biblia como un enigma sin resolver. ¿Qué quiere decir “nada me faltará”, Señor? Hace años que estoy orando por un compañero. Tengo amigas que no pueden quedar embarazadas y familiares que luchan con problemas de salud. ¿Cómo puedes decir que ‘nada nos faltará’?
A veces nos acercamos a Jesús porque queremos recibir los panes y los peces. Jesús sabe que los necesitamos para vivir. Pero él sabe también que si solo nos preocupamos por los panes y los peces, nos perdemos el Pan de Vida. Si el menú de Dios para tu futuro solo tiene a Jesús, ¿igual te sentarías a la mesa?
“La parte que no deseamos escuchar”, dice la autora cristiana Stormie Omartian en su libro Cómo orar por la voluntad de Dios para tu vida, “es que llega un momento en que cada uno de nosotros debe poner sus deseos y sueños en las manos de Dios para que él pueda librarnos de aquellos que no son su voluntad. […] Si siempre has tenido cierta imagen de lo que crees que deberías ser, tienes que estar dispuesto a dejar que esa imagen sea desbaratada. Si es en realidad lo que Dios quiere para ti, él te capacitará para hacer eso y mucho más. Si no lo es, vas a estar frustrado mientras te aferres a ella”.
Al final, es una cuestión de confianza. Si creemos que Dios es generoso, y que no les niega cosas buenas a sus hijas, entonces podemos rendirle nuestros sueños. Podemos ponerlos sobre el altar con manos temblorosas. Podemos verlos morir, sabiendo que nada nos faltará. Porque no vivimos solo de pan, sino de cada palabra que sale de la boca de Dios.
Padre Celestial, gracias porque tú eres un Dios generoso. Me diste a tu Hijo, Jesús, demostrando que nunca me negarías algo bueno, sin importar cuánto te cueste. Ayúdame a confiar en tu amor y sabiduría. Ayúdame a desear tu presencia en mi vida más que cualquier otra bendición. Enséñame a buscar el Pan de Vida más que los panes y los peces. Pongo mis sueños y anhelos en las manos de Jesús. Cuando tenga miedo o dudas, haz que vea las marcas de los clavos, la garantía de su amor.