“Cubrirá multitud de pecados”
«Sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino. salvará de muerte un alma y cubrirá multitud de pecados» (Santiago 5:20).
Dice Eusebio de Cesárea, el célebre historiador cristiano, que si nos gusta “oír cosas hermosas y de algún provecho» entonces nos vendría bien conocer la siguiente historia. Tras la muerte del emperador Domiciano, el apóstol Juan salió de la isla de Patmos y se trasladó a la ciudad de Éfeso. Aunque ya rondaba los cien años, Juan constantemente recorría las iglesias de la zona. En cierta ocasión llegó a una ciudad cercana y conoció a un “joven alto, de aspecto agradable y muy entusiasta”. Entonces llamó al obispo y le dijo: “Te entrego a este joven con toda diligencia ante la iglesia y con Cristo como testigo».
El apóstol regresó a Éfeso, y el obispo comenzó su trabajo con el joven: lo hospedó en su casa, lo instruyó, lo cuidó y finalmente lo bautizó. Poco después, el joven se rodeó de malas compañías, se pervirtió y comenzó a robar. “Se extravió del camino recto como caballo desbocado y robusto, cayendo al abismo con gran velocidad», dice Eusebio. Pasado un tiempo, Juan regresó y le dijo al obispo: “Devuélvame mi tesoro”. ¿Qué tesoro? ¡El joven! El obispo se echó a llorar y le dijo: “Está muerto. Muerto para Dios.
Es el cabecilla de una banda de ladrones».
Con lágrimas en los ojos, Juan pidió un caballo y se dirigió hacia donde operaba la banda de ladrones. Cuando fue prendido por los maleantes, pidió que lo llevaran delante de su jefe. Entonces el joven, tras reconocer a Juan, huyó lleno de vergüenza, mientras el apóstol vociferaba: “¿Por qué huyes de mí, hijo, de tu padre indefenso y viejo? Yo daré cuenta de ti ante Cristo… Detente, me ha enviado Cristo». El relato concluye con lágrimas y abrazos. El apóstol Juan llevó de nuevo al muchacho a la iglesia y no se fue de allí hasta que lo dejó establecido en la fe.11
En el ministerio del apóstol Juan se cumplió esta promesa: “Sepa que el que haga volver al pecador [al joven] del error de su camino, salvará de muerte un alma y cubrirá multitud de pecados» (Sant. 5:20). El ejemplo de Juan debería ser un modelo a seguir para nosotros. Nuestra obra no consiste en atacar, juzgar ni condenar al pecador que claramente se ha alejado del camino, sino en salvar su alma de la muerte.
11 Eusebius of Caesaria, The Church History of Eusebius». eds. Philip Schaff y Henry Wace, trad. Arthur Cushman McGiffert, vol. 1, A Select Llbraryofthe Alicene and Post-Nicene Fathers ofthe Christian Church, Second Series (Nueva York: Christian Literature Company, 1890), pp. 150-152.