¡Resiste!
“¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos!” (Prov. 31:8, NVI).
El miércoles pasado visité la Abadía de San Albano, en Inglaterra, para escuchar a la periodista Wendy Holden hablar acerca de su libro Born Survivors [Los bebés de Auschwitz]. El libro relata la historia de tres jóvenes judías en la Alemania nazi: Priska, Rachel y Hanka, y cómo ellas y sus bebés sobrevivieron contra todo pronóstico.
Aunque no sabemos la fecha exacta en la que Mark Olsky nació, sabemos que fue cerca del 20 de abril de 1945, a bordo de un tren con destino al campo de concentración de Mauthausen. Su madre, Rachel, había sobrevivido al trabajo forzado en Freiburg, pero estaba tan desnutrida que pesaba cerca de 30 kg al momento de dar a luz. Cuando Mark nació, uno de los guardias nazis sintió compasión de ella. “Digamos que tu hijo nació el 20 de abril,” dijo él, “así será un bebé especial”. El 20 de abril era el cumpleaños de Hitler.
Decir que Mark había nacido el 20 de abril evitó que fuera asesinado inmediatamente al nacer.
A pesar de que el viaje en tren a Mauthausen normalmente demoraba entre tres y cinco horas, les llevó cerca de 17 días, porque las fuerzas aliadas estaban bombardeando las líneas de ferrocarriles. Una lluviosa noche de sábado, el tren se detuvo en Horni Briza, en la República Checa. El jefe de estación, Antonin Pavlicek, al ver el estado de los prisioneros, arriesgó su vida y, discutiendo con los nazis, los convenció de que le dejaran proveerles alimentos. Entonces, la gente del pueblo horneó tres mil panes, en los que escondieron mensajes que decían: “Resiste, ¡la guerra ya termina!, y repartieron ellos mismos este alimento físico y espiritual entre los prisioneros, quienes habían pasado semanas sin comer.
Finalmente, el 29 de abril de 1945, el tren llegó a Mauthausen. El día anterior, el campo de concentración se había quedado sin gas Zyklon B, por lo cual no pudieron usar las cámaras de gas. Tan solo una semana después, el 5 de mayo de 1945, los soldados estadounidenses liberaron Mauthausen y rescataron a más de cuarenta mil personas.
Cuando consideramos atrocidades como el Holocausto o la explotación infantil, es fácil pensar que no hay nada que podamos hacer; que es una tragedia demasiado grande. Sin embargo, solo el Cielo revelará cuántas vidas fueron salvadas con una hogaza de pan y una palabra de ánimo.
Señor, no quiero quedarme de brazos cruzados ante el sufrimiento ajeno. Dame valor para alzar mi voz y defender a aquellos que sufren prejuicios e injusticias. Ayúdame a hacer mi parte. Amén.
Amén. Bonito mensaje
Padre ayudame a poder ayudar a muchas personas en lo que esté en mis posibilidades usame como un instrumento en el nombre de nuestro Señor Amen.🙏🙏🙏