“Remake”
Habitó, pues, Isaac en Gerar. Génesis 26:6.
Seguramente, Here comes Mr. Jordan (1941) es una de las películas que más veces se ha recreado en el cine. Una de las que más impacto causó llevaba por título El cielo puede esperar (1978). No parece extraño que se haga un remake de una película porque se considera que es ficción, y en la ficción la repetición es posible.
No es tan normal cuando leemos, en un texto histórico, un contenido casi idéntico a otro anterior. Eso ocurre con Génesis 20 y 26. Ambos relatos se sitúan en Gerar, en tierra de los filisteos. En ambos casos, el protagonista (Abraham o Isaac) tiene temor de decir quién es su esposa porque es bella. E, incluso, ambos mienten diciendo que es su hermana. Las dos historias presentan como protagonista a un tal Abimelec, rey del lugar, que se ve prendado por las esposas-hermanas (Sara y Rebeca). Recibe castigo, por un pecado que ignora, y recrimina al protagonista. Al final, todo concluye bien.
Son tantas las coincidencias que algunos estudiosos llegaron a pensar que eran relatos inventados. Si nos detenemos, sin embargo, a comparar ambos textos, observaremos algunas cuestiones bien lógicas. Ambos se producen en tiempos de hambre. La zona de Gerar era más propicia a tener recursos alimenticios que otras regiones más agrestes; por lo tanto, es lógico que tanto Abraham como Isaac se dirigieran a espacios fértiles. Tanto un protagonista como el otro estaban emparentados con sus esposas; decir que eran sus hermanas (expresión hebrea que puede incluir primas o tías) no era totalmente mentira en ninguno de los casos. Tampoco es de extrañar que el gen de la belleza fuese común en las damas de la familia, y que eso causara cierto temor porque los filisteos no eran precisamente gente delicada. El nombre Abimelec significa ‘Mi padre es rey’, por lo que podría corresponder al nombre del linaje, algo así como decir los “Borbones” o los “Tudor”.
Nos queda el tema de la mentira, y entonces solo tenemos que recordar ese refrán que dice: “El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”. Vamos, que somos humanos y nos equivocamos como se equivocaron nuestros padres y como, tristemente, se equivocarán nuestros descendientes.
Lo verdaderamente relevante de estas narraciones es que, a pesar de los remakes, a Dios no se le acaba la paciencia ni se le agotan las oportunidades. Podríamos afirmar que “Jehová es el único Dios que apoya dos veces ante la misma quiebra”. Por eso se recuerda en Salmo 111:4: “Ha hecho memorables sus maravillas; clemente y misericordioso es Jehová”.