El Fondo de Inversión
“Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, y no de mala gana o a la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría” (2 Cor. 9:7).
Tal vez tu iglesia promueva (ojalá así sea) este maravilloso plan según el cual si le pedimos a Dios que sea nuestro socio en todo, él nos bendecirá. Se llama Fondo de Inversión, y consiste en ofrecer para las misiones una parte del dinero que ganaste, que encontraste, o que simplemente te comprometiste a dar.
La mejor manera de explicar este plan es a través de algunos ejemplos.
Zacarías estaba muy contento con su automóvil hasta que, uno tras otro, dos motores se le quemaron. Externamente el automóvil lucía muy bien, pero Zacarías no tenía el dinero necesario para comprar uno nuevo, así que decidió asociarse con Dios. Tras reemplazarle de nuevo el motor, le prometió a Dios un centavo por cada kilómetro que el automóvil continuara avanzando. Después de casi 160.000 kilómetros, el motor seguía ronroneando.
A Lorena le gusta caminar y correr y tiene la fortuna de encontrar siempre dinero, así que decidió ofrecer al Fondo de Inversión cualquier cambio que encontrara. Después de varias semanas, tenía un total de 38 centavos. Parecía una tontería, pero entregó esa cantidad como ofrenda de inversión y siguió manteniendo los ojos bien abiertos. Hasta que un día encontró el premio gordo: un borde verde asomado en una grieta. Era un billete de 20 dólares. Por un momento pensó en recordarle a Dios que le había prometido solo el sencillo que encontrara, pero no lo hizo. Una vez que superó la primera tentación a resistirse, se sintió bien ofrendando el billete.
Las siguientes son algunas ideas que puedes probar para invertir con Dios.
- Comprométete a dar cierta cantidad de dinero por cada balón que encestes, o cada punto que anote tu equipo de baloncesto. Haz lo mismo con otros deportes que practiques.
- ¿Cortas y peinas el cabello para tus amigos? Háblales de dar una donación para el Fondo de Inversión.
- ¿Tienes una receta especial de galletas o de postre? Hornea algunas y promociónalas entre tus amigos y familiares. Entrega un porcentaje del dinero a la ofrenda misionera de tu iglesia.
- ¿Te gusta correr o levantar pesas? Comprométete a dar cierta cantidad por cada kilómetro que recorras o cada tanda de pesas que hagas.
- Entrega una ofrenda de agradecimiento por las buenas calificaciones, por una oración contestada, por el cumpleaños de tu perro o de tu amado sobrino o sobrina.
Sé creativo. Seguramente se te ocurrirán ideas mucho mejores que estas.