Los derechos de los animales
“Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun larealizada en secreto” (Eclesiastés 12:14, NVI).
El 23 de febrero de 1883, la Sociedad Americana Antivivisección fue organizada por Caroline White en Filadelfia, Pensilvania. ¿La AAVS?, dirás. ¿Qué es eso? Es una organización parecida a la Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales.
La AAVS es la organización de defensa de los animales sin fines de lucro más antigua de los Estados Unidos, y sus miembros se interesan por detener las investigaciones experimentales en las que se abre a los animales vivos o se los opera sin la anestesia adecuada. En la actualidad, la organización también hace campaña contra los laboratorios de investigación que experimentan con animales para fabricar cosméticos, productos para el cabello, limpiadores y medicamentos de muchos tipos.
Caroline fue muy activa en la organización; y su marido, que era abogado, la ayudó a conseguir apoyo gubernamental para sus programas. Ella también trabajó muy duro contra la cacería de aves en cautiverio. Este deporte consiste de torneos de tiro en el que se sueltan aves, como palomas, y los participantes les disparan para practicar su puntería. Caroline además trabajó a fin de crear refugios de animales para perros y gatos sin hogar, y de mejorar las condiciones en las que se transportaba el ganado de un lugar a otro. En aquella época, los animales que eran llevados a los mercados tenían que viajar en vagones de ganado abiertos o en camiones, incluso en climas muy fríos. A menudo, se los hacinaba en corrales sucios durante días, en espacios demasiado pequeños para la comodidad normal. En algunos países, esto todavía no ha cambiado mucho.
Una cosa es tener que matar a un animal por una razón específica, pero otra muy distinta es ser cruel con ese animal, y matarlo innecesariamente o hacerlo sufrir. Matar y producir miseria son conceptos extraños para Dios. No era su plan que sus criaturas tuvieran que sufrir pero, cuando el pecado entró en este mundo, el sufrimiento de los animales vino con él. Como hijos de Dios, debemos hacer todo lo posible para evitar el sufrimiento y el dolor de los animales.
Dios creó a los animales a fin de que fueran una bendición para los seres humanos, que tenían dominio sobre ellos, y en los rostros y el comportamiento de los animales vemos la sabiduría y la provisión de un Dios amoroso. Vemos gracia y agilidad en el vuelo del águila calva, fidelidad en el perro de la familia y humor en las travesuras de los monos de los bosques. En cada criatura que Dios ha hecho, podemos ver algo de su genialidad y creatividad.