El valor de una promesa
«El que declara esto, dice: “Sí, vengo pronto”. Amén. ¡Ven, Señor Jesús!». Apocalipsis 22: 20
El valor de una promesa es una película estadounidense de 1987 que muestra la lucha de un padre contra la maquinaria impersonal del Estado para recuperar a sus hijos, cuya custodia le ha sido retirada. Tras el fallecimiento de su mujer, Elmer Jackson trata de sacar adelante a sus hijos pero, al perder el trabajo, el Estado lo priva de la custodia e ingresa a los pequeños en diversas instituciones. Él les promete que los sacará de ahí, que irá por ellos para estar juntos para siempre.
Elmer trata de recuperar a sus hijos. Al principio, los saca de manera ilícita de las instituciones a las que han sido enviados, pero la policía lo detiene. Richard, el hijo mayor, es catalogado como retrasado mental y colocado en un hospital psiquiátrico. Elmer intenta mover todos los resortes legales, pero el procedimiento es largo. Entretanto, conoce a una mujer de la cual se enamora, y ella intentará ayudarlo, sobre todo recordándole el valor de una promesa cuando él está a punto de rendirse. Finalmente, Elmer consigue reunir a su familia, pero las huellas y traumas que ha dejado la separación son manifiestos.
El Señor Jesús, el Salvador, prometió volver a buscarnos. Es una promesa valiosa porque cuando se cumpla, empezará una nueva era, el mal llegará a su fin, la desigualdad, la pobreza, el dolor, el sufrimiento y la muerte serán erradicados de la Tierra para siempre. La criminalidad, la deshonestidad, los desastres naturales, todo desaparecerá. La eternidad estará delante de nosotros. Aquí en esta Tierra podemos aspirar a setenta u ochenta años de vida. ¡Pero en el cielo serán años y siglos sin fin!
«No se turbe vuestro corazón […]. Vendré otra vez» (Juan 14: 1, 3). ¿Notas la relación? La promesa de la Segunda Venida no es una esperanza lejana ni desconectada de la realidad. Hoy tú puedes tener paz porque Jesús volverá. Hoy puedes salir confiado a enfrentar la vida porque Jesús regresará.
Hoy puedes darlo todo en tu trabajo o en tus estudios porque tienes la seguridad de que Jesús vendrá. Al finalizar este mes, y casi este año, Jesús te dice: «No dejes que nada te angustie hoy, recuerda que cumpliré mi promesa. ¡Vendré otra vez!».