Lo hice porque es correcto
“Y harás lo que es justo y bueno a los ojos del Señor, para que te vaya bien” (Deuteronomio 6:18 p.p.).
¿Qué harías si te encontraras un billete en el suelo? ¿Buscarías a su dueño? ¿Mirarías a tu alrededor para asegurarte de que nadie está mirando? ¿O pensarías: “Este es mi día de suerte”?
Una noche, un hombre iba caminando de regreso a su casa. Cruzó la calle y, sin darse cuenta, pateó algo parecido a un libro. Lo recogió y al abrirlo descubrió que era una agenda con muchos bolsillos. Abrió el primer bolsillo, y encontró cinco monedas y el documento del dueño. Cuando abrió el segundo bolsillo, encontró una enorme cantidad de dinero. Se apresuró a llegar a casa, y ¿qué crees que hizo?
Esta decisión podría haber sido difícil para algunos, pero no para él. Inmediatamente se comunicó con la policía e informó lo sucedido. Esta era una historia difícil de creer, así que cuando la gente se enteró, lo buscaron para conocerlo. Le preguntaron por qué había devuelto tanto dinero, y él contestó:
–Lo hice porque es lo correcto.
¿Qué es hacer lo correcto? Para responder esta pregunta, intenta responder la pregunta del inicio: ¿Qué harías si encontraras un billete en el suelo? La honestidad no depende de la cantidad de dinero; la honestidad depende de tu integridad, de que hagas siempre lo correcto, te vean o no, sea en algo pequeño o algo grande. Jesús contó una parábola acerca de un hombre rico que descubrió que su administrador estaba robando su dinero para gastarlo en cosas para su beneficio. Eso lo enojó mucho y lo mandó llamar para despedirlo de su puesto, asegurando que “El que es honrado en lo poco también lo será en lo mucho; y el que no es íntegro en lo poco tampoco lo será en lo mucho” (Luc. 16:10, NVI).
No creas que si eres deshonesto en las cosas pequeñas, podrás ser honesto en lo más grande. Tu honestidad en las cosas pequeñas te habilita para que las personas puedan confiar en ti también para las cosas grandes.
Decide siempre hacer lo correcto. Recuerda que Dios espera que uses tu fuerza de voluntad, y con su ayuda todopoderosa puedas ser íntegro en toda situación, sea grande o pequeña. ¡Haz lo justo delante de Dios, y te irá bien! Que cuando alguien te pregunte: “¿Por qué lo hiciste?”, tú puedas responder: “Lo hice porque es lo correcto”.
Magaly