Un día no es tan bueno como otro
“Trabajarán ustedes durante seis días, pero el séptimo día es de reposo,es un día de fiesta solemne en mi honor […] será sábadoconsagrado al Señor” (Levítico 23:3, NVI).
El 8 de octubre de 1990, el estado de Dakota del Sur decidió celebrar un Día de los Nativos Americanos en lugar del habitual Día de la Raza. ¿Por qué? Porque los nativos americanos estaban en el territorio mucho antes de que los europeos desembarcaran en ese suelo y, lo que es más sorprendente, fue uno de los nativos, Squanto, quien enseñó a los recién llegados a establecer relaciones amistosas con los indios; y a sembrar cultivos, a pescar y a cazar para el comercio de pieles. Por estas razones, los habitantes de Dakota del Sur decidieron que sería bueno celebrar su contribución.
Por supuesto, podríamos preguntarnos por qué los nativos americanos querrían celebrar la llegada de Colón. Su llegada fue el principio del fin de su modo de vida. Cuando Colón desembarcó en las Bahamas, en el Caribe, reclamó las nuevas tierras para España y capturó a algunos de los indígenas para llevarlos a Europa. Los exploradores que le siguieron esclavizaron a los nativos, y los obligaron a trabajar en las minas y a cultivar sus plantaciones. En total, la mitad de las tribus nativas conquistadas en el Caribe murieron por problemas relacionados con la esclavitud.
Sin embargo, cuando Dakota del Sur decidió celebrar un día sustitutivo del Día de la Raza en honor a las tribus aborígenes y su rica historia, eso no hizo que ese día en particular fuera especial. En realidad, ningún día es más especial que otro solo porque una persona diga que lo es. El día que eligieron en 1990 no era un aniversario de nada. Era solo un día de celebración.
Algo parecido ha ocurrido con el domingo, el primer día de la semana. Se ha convertido en un sustituto del sábado, el día especial de Dios. Muchas personas adoran el domingo por ignorancia; no conocen el verdadero sábado. Algunos observan el domingo porque ese fue el día en el que Jesús resucitó de entre los muertos. Para algunos, el domingo es más conveniente. Y otros adoran en domingo porque piensan que realmente no importa. Pero, sí importa.
Éxodo 20:8 al 11 nos dice que Dios separó el séptimo día y lo hizo santo. No importa el motivo, es imposible que un humano cambie el día santo de Dios. El día de reposo es sagrado. Ninguna persona puede cambiar lo que Dios estableció.