La oración de un enfermo
«Ten misericordia de mí, Jehová, porque estoy enfermo; sáname, Jehová, porque mis huesos se estremecen». Salmo 6: 2, RV95
El Salmo 6 es la oración de una persona enferma que sabe que su única solución está en Dios. Al leerla, imagino la fuerza con la que David se aferró al poder sanador del Señor. Orar en el momento de la enfermedad es válido, es el mejor camino y la mejor opción que se tiene cuando la salud se deteriora o viene una enfermedad grave. Pero la oración es más significativa cuando es un hábito en nuestra vida. Cuando tomas tiempo a diario para orar, te resulta más fácil superar los momentos difíciles de la vida.
Llevaba tres años siendo pastor de aquella zona difícil a causa de la violencia y también por el alto riesgo de contraer malaria. Se aproximaba la reunión de pastores, una ocasión muy especial porque tendría la oportunidad de encontrarse con sus compañeros y a la vez porque llevaría un informe del trabajo realizado hasta el momento. Pero pasó una noche muy difícil. Casi no pudo dormir, tuvo fiebre bastante alta, escalofríos, temblor y sudoración copiosa. En la mañana trató de levantarse de la cama, pero no pudo. Entonces oró al Señor: «Padre, tengo un compromiso laboral, no puedo enfermarme, dame la oportunidad de cumplirlo, sáname, te lo pido en el nombre de Jesús».
En ese instante escuchó a alguien que gritaba en la calle:
—Oreja de ángel, oreja de ángel para el paludismo, oreja de ángel.
Se levantó con gran esfuerzo, caminó agarrado de la pared y, al asomarse a la ventana, lo pudo ver. Era una persona alta, delgada, con abundante cabello canoso y una barba blanca espesa. Lo llamó y le preguntó por el producto. Era una especie de hongo con apariencia de orejas. Él le explicó cómo hacer el tratamiento y le dijo que con una sola dosis era suficiente. Lo preparó y lo tomó según las indicaciones. ¿Y qué crees? ¡Al otro día había sanado!
Después de aquel incidente pasó tres años buscando a aquel anciano en la zona, pero nadie en aquel lugar parecía conocerlo y mucho menos habían escuchado de las «orejas de ángel».
Hoy, ese colega está convencido de que un ángel lo sanó. @Dios acude en auxilio del alma que se aferra a él en oración. Hoy, no importa si estás sano o enfermo, te invito a cultivar el hábito de la oración.