Tesoro precioso
“Pues donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón” (Mateo 6:21).
En África, hay grandes empresas mineras que operan en la exploración de diamantes. Entre las muchas historias del continente, está la de un agricultor que estaba muy emocionado con la posibilidad de encontrar diamantes en algunas partes de esa región del mundo.
Este agricultor vendió su propiedad y se dirigió a uno de los sitios mineros. Pasó el tiempo, no encontró nada y el dinero de la venta de la finca se esfumó. Desesperado y completamente pobre, ese hombre lo abandonó todo. Mientras tanto, el nuevo dueño de la finca encontró una piedra inusual. Después de una evaluación, resultó que se trataba de un gran diamante, y había muchos más en esas tierras.
La granja resultó ser una de las principales minas de diamantes de África: Kimberley. El antiguo propietario estaba más cerca del tesoro de lo que pensaba.
No permitas que algo así suceda en tu vida espiritual. Dios es más que un tesoro y está muy cerca de nosotros. Algunas personas piensan que la felicidad está en las cosas del mundo, y por lo tanto abandonan a Jesús en busca de lo que ya tenían y no se habían dado cuenta. Engañados por el enemigo, renuncian a lo más preciado. No le des el oro al “bandido”. Quédate con Jesús, y encontrarás la mayor de todas las riquezas: la vida eterna.