Líderes reemplazables
Sean fuertes y valientes, pues Dios peleará por ustedes; no tengan miedo de esos países, porque Dios no los abandonará. Deuteronomio 31:6, TLA.
Estas son las últimas palabras de Moisés, justo antes de poseer Canaán, al pasar el mando a Josué. Su muerte estaba cerca, había cumplido ciento veinte años y recibió la indicación divina de que no entraría en la tierra prometida. No se enojó ni se resintió. Presentó a Josué como su sucesor y animó a la congregación a obedecerlo. Entregó su liderazgo sin egoísmo. Josué lo había acompañado en la guerra, en la proclamación de la ley y en la conducción del pueblo; ahora era tiempo de pasar la antorcha. Tu liderazgo también será reemplazado algún día. Prepárate para cuando llegue el momento de pasar el mando. Si el gran patriarca Moisés pudo ser reemplazado en sus funciones, cualquiera puede serlo. Dios siempre proveerá alguien que haga lo que hoy haces tú.
Moisés, tal vez triste con la noticia de que no entraría a Canaán, se olvidó de sí mismo y se concentró en las necesidades del pueblo. Si como líder has pasado por momentos difíciles, repasa estas promesas: “A todos nos tocan a veces momentos de intensa desilusión y profundo desaliento, días en que nos embarga la tristeza y es difícil creer que Dios sigue siendo el bondadoso benefactor de sus hijos terrenales; días en que las dificultades acosan al alma, en que la muerte parece preferible a la vida. Entonces es cuando muchos pierden su confianza en Dios y caen en la esclavitud de la duda y la servidumbre de la incredulidad. Si en tales momentos pudiésemos discernir con percepción espiritual el significado de las providencias de Dios, veríamos ángeles que procuran salvarnos de nosotros mismos y luchan para asentar nuestros pies en un fundamento más firme que las colinas eternas; y nuestro ser se compenetraría de una nueva fe y una nueva vida” (PR, p. 119).
“En los días más sombríos, cuando en apariencia hay más peligro, no temáis. Tened fe en Dios. Él conoce vuestra necesidad. Tiene toda potestad. Su compasión y amor infinitos son incansables. No temáis que deje de cumplir su promesa. Él es la verdad eterna. Nunca cambiará el pacto que hizo con los que le aman. Y otorgará a sus fieles siervos la medida de eficiencia que su necesidad exige” (PR, p. 121).
Ora por tus líderes, un día tendrás que decirles adiós.