El Padre de los que no tienen padre
«Él es padre del huérfano». Salmo 68: 5, NBV
Liliana nació en un hogar humilde. Su madre cuenta que el embarazo fue sumamente difícil. Había tenido ya seis hijos y no se esperaba este embarazo. Así que todos se sorprendieron con la noticia de que nacería otro bebé. Las hijas mayores cuestionaron su responsabilidad como padres, el esposo descargó toda la culpa sobre ella porque no era capaz de controlar esos embarazos, ella se sentía apenada con la comunidad y con el resto de la familia, así que pasó los nueve meses prácticamente encerrada. La mayor parte de ese tiempo lo pasó enferma: anemia, resfriados, insomnio y angustia. Nunca se había sentido tan sola y abandonada.
Cuando llegó el momento de dar a luz estaba tan demacrada que los médicos pensaron que su vida correría peligro, así que decidieron realizar una cesárea. Después del parto quedó tan maltrecha que tuvo que quedarse hospitalizada. Una cuñada se hizo cargo de la bebé y se la llevó para la casa. Cuando la madre pudo regresar a casa, ya su cuñada estaba tan apegada a la bebé que les suplicó que se la dejaran a ella y prometió encargarse de todas las cosas de la niña. Pasó el tiempo, y Liliana nunca supo su verdadero origen, hasta que un día, en medio de una discusión con una compañerita en el salón de clases, esta le gritó la verdad en su cara, una verdad dolorosa, que le hizo perder las ganas de vivir. Saber que sus padres sacaron adelante a todos los demás hermanos, pero que a ella la habían «regalado» mató sus sueños e ilusiones. No hubo explicación valedera para ella.
¿Sabes? La vida no siempre es justa, no todos contamos con un padre amante y una madre que cuida de nosotros, ya te he contado que mi padre murió asesinado cuando yo era niño.
En este mundo de pecado, cualquiera está expuesto al rechazo y a los sentimientos de abandono, pero la Palabra de Dios nos da un mensaje esperanzador: @Dios es el Padre de los que no tienen padre, él cuida y protege a los indefensos y cura las heridas de los rechazados y abatidos. Al iniciar este día, deseo invitarte a acudir a la presencia de Dios, ven a él con tus cargas, complejos y traumas, él te ama y desea darte su paz.