Juez de suerte rápida
“Esto dice el Señor: ‘Sean justos e imparciales con todos; hagan loque es bueno y correcto, porque vendré pronto para rescatarlos y para manifestar mi justicia entre ustedes’ ” (Isaías 56:1, NVI).
El 17 de septiembre de 1884, un juez de California batió todos los récords de cantidad de delincuentes condenados. En seis minutos, dispuso de trece casos criminales.
El juez Allen tenía fama de tomar esa clase de decisiones. Y cuando empezaba a blandir su mazo, los acusados del tribunal penal de Oakland no tenían muchas posibilidades de apelar. Durante los cuarenta años en los que el juez Allen trabajó en el juzgado, solo un acusado de cada cien fue absuelto. La siguiente copia de un juicio en 1895 fue impresa en el Tribune de Oakland:
–No creí estar borracho, su Señoría –dijo Gus Harland.
–¿No estaba borracho?
–No muy borracho.
–¿Cuán borracho?
–Bueno, podía ver la luna.
–Llovía mucho el domingo por la noche cuando arresté a ese hombre, su Señoría –dijo el oficial.
–Seis dólares o tres días. Siguiente.
El juez Allen era conocido por ser notoriamente rápido en sus sentencias, pero eso no era común en los primeros días de los tribunales estadounidenses. A principios del siglo XIX, los casos penales tenían que esperar porque se priorizaban casos más frívolos que implicaban problemas personales. Por ejemplo, un hombre llamado Henry Blake, en Filadelfia, fue llevado a juicio por su esposa “por negarse a ir a la cama, y hacer demasiado ruido, impidiéndole dormir”. Los tribunales de hoy en día desecharían casi inmediatamente un caso así, por considerarlo mezquino e infantil.
En contra de lo que muchos podrían pensar al enterarse de esto, hoy los tribunales estadounidenses ofrecen uno de los mejores sistemas judiciales del mundo. No son perfectos, y son un poco lentos, es cierto, pero pecan de indulgentes.
La mayoría de la gente lo prefiere así porque no le gusta pensar que los tribunales podrían enviar a la cárcel a personas inocentes. ¿Hay veces en que los culpables quedan libres? Sí, pero al final Dios se encargará de todo. Él ajustará todas las cuentas con los malos. Puedes estar seguro de ello.