Caerán a tu lado mil, mas a ti no llegará
Es que Gabaón era una ciudad grande, como una ciudad real, más grande que Hai. Además, todos los hombres de Gabaón eran hombres de guerra. Josué 10:2, PDT.
Al establecerse en Canaán, ¿consultarían a Dios antes de tomar decisiones? Pronto se demostró que fallarían de nuevo. Recibieron la visita de unos gabaonitas falsos y astutos que se fingieron viajeros de lejanas tierras para someterse a Israel mediante un acuerdo. Los israelitas tenían prohibido hacer alianzas con las siete ciudades cananeas cercanas (Deut. 7:1, 2). Gabaón estaba a solo tres días de camino, y los israelitas no consultaron a Dios al respecto. Josué hizo alianza con Gabaón, comprometió su palabra y debió mantenerla aun después de descubrir el engaño. “La obligación incurrida al empeñar uno su palabra –con tal que no sea para cometer un acto malo o ilícito–, debe tenerse por sagrada. Ninguna consideración de ganancia material, venganza o interés personal, puede afectar la inviolabilidad de un juramento o promesa” (PP, p. 540).
Los gabaonitas también sufrieron las consecuencias de su engaño y mentira. Estos habitantes de una ciudad pujante y próspera, fueron sometidos a servidumbre; durante generaciones no escalaron mayor estatus que ser leñadores y aguadores del Santuario. La mentira les salvó la vida, pero les reportó deshonra y servidumbre. Su engaño resultó en servidumbre permanente. ¡Cuánto aborrece Dios la mentira!
A la fama de Israel de contar con Dios para destruir ciudades, se le suma la alianza con la próspera ciudad y el poderío militar de Gabaón, sometidos voluntariamente a ser siervos de los israelitas. Las demás naciones vecinas se aterrorizaron por la presencia de los israelitas en medio de ellos, y realizaron alianza entre ellos para vengarse de quienes habían hecho paz con los invasores israelitas.
Cuando entres en pacto con Dios, tus enemigos se llenarán de miedo. Se cumplirá la promesa del Salmo 91:7, 8: “Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará. Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos”.