Sábado 20 de Agosto de 2022 | Matutina para Jóvenes | Descanso para el alma

Sábado 20 de Agosto de 2022 | Matutina para Jóvenes | Descanso para el alma

Descanso para el alma

«Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar». Mateo 11: 28

Muchas personas llevan cargas pesadas, pero no me refiero a «pesadas» por la cantidad de libras o kilogramos que tienen, sino por lo que cuesta llevarlas en la mente y el corazón. Algunos han perdido a un ser querido o deben cuidar de un discapacitado; otros han sufrido un divorcio; otros ansían un matrimonio duradero; algunos se encuentran atrapados en las garras de las sustancias o prácticas adictivas como el alcohol, el tabaco, las drogas o la pornografía; mientras que otros enfrentan la atracción hacia personas del mismo sexo. Otras experimentan terribles sentimientos de depresión y culpa. De una u otra manera, todos llevamos algún tipo de carga.

Me di cuenta de que algo no andaba bien en la vida de Rubiela porque tenía mucha dificultad para orar, especialmente las primeras frases. Noté que, cada vez que me le acercaba para tratar algún tema, ella retrocedía espantada. Pensé que el problema era conmigo, pero pronto supe que era así con todos los varones. Reparando sus movimientos vi que siempre se llevaba sus manos al vientre y hacía gestos de dolor. Decidí confrontarla para ayudarle, y me encontré con una triste y dolorosa realidad. Su padre había abusado de ella cuando solo tenía doce años y continuó haciéndolo así hasta cerca de sus dieciocho años. Por más que le pidió ayuda a su madre no la obtuvo. Por eso, cuando ya tuvo algo de fuerza y comenzó a trabajar, lo primero que hizo fue construir una habitación en el patio de la casa para vivir con su hermana menor, a fin de protegerla.

Compró además un arma para defenderse de su propio padre. Eso era lo que le hacía experimentar dolor, dolor del que más duele, el dolor que se siente en lo más profundo del alma. Era por eso que no se sentía bien en presencia de los hombres. Era muy difícil para ella empezar una oración diciendo «Padre nuestro». Ese secreto guardado en su corazón era una carga pesada que le producía tristeza, dolor, rabia, odio, impotencia, deseos de morir y muchas veces un anhelo inmenso de matar a su padre. Después de orar y afrontar el problema siguiendo los procedimientos legalmente establecidos, ella permitió que el Señor Jesús quitara esa pesada carga de su vida y, de esa manera, encontró sanidad.

Hoy no sé cuál es la carga que llevas en tu alma, pero cualquiera que sea, el poder sanador del Señor Jesucristo está a tu alcance para curar tu alma. Él te invita a venir y a ser perfeccionado en él. @Jesús vendará nuestras heridas, sanará nuestro ser y quitará nuestras pesadas cargas.

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