Sábado 20 Noviembre de 2021 | Matutina para Adolescentes | Ester, lo que no sabíamos

Sábado 20 Noviembre de 2021 | Matutina para Adolescentes | Ester, lo que no sabíamos

Ester, lo que no sabíamos

“¡Quién sabe si no has llegado al trono precisamente para un momento como este!” (Est. 4:14, NVI).

¡Ester! Uno de los personajes bíblicos femeninos más populares. La huérfana llamada Hadasa, a la que le cambian su nombre hebreo común y corriente por el nuevo y cautivante nombre de “Ester”, decide arriesgar su vida para salvar a su pueblo. Tan dulce, pero tan fuerte. Tan recatada, pero tan atractiva. Pero un día comienzas a meditar en el asunto y te preguntas si Ester es un buen modelo a seguir. Yo creo que sí.

Luego de que un rey violento se deshace de su primera esposa porque no lo complace delante de sus amigos borrachos, Hadasa se lanza a la competencia para ser la próxima concubina principal del rey de Persia. Su nuevo nombre pagano, Ester, puede significar “estrella”, pero al no contarle a nadie sobre su religión, no estaba dejando que su luz brillara. ¿Estaba escondiendo su lámpara debajo de un cajón?

La historia de Ester podría resultar ofensiva para muchos, pero está registrada en la Biblia no por casualidad y, al estudiarla descubrimos, al igual que lo hizo el rey Jerjes, mucho más en ella de lo que se ve a simple vista.

Los asesores de Jerjes temían que si se corría la voz de la insolencia de su esposa Vasti, las mujeres de todo el reino empezarían a tratar a sus esposos de la misma manera. “Eso hará que seamos irrespetados, lo cual causará muchos problemas y desprecios” (Est. 1:18, NBV). Pero si el rey castiga a Vasti, seguramente, en lo sucesivo, “no habrá esposa que no respete a su marido, cualquiera que sea su rango” (vers. 20, NBV).

El libro de Ester, de manera irónica y hasta un poco subversiva, revoca la noción de que los hombres deben gobernar el gallinero con autoridad incuestionable. La protagonista no solo salva a su pueblo del genocidio, sino que salva a su esposo de su propio ego. Y gracias a los consejos contraproducentes de los asesores chovinistas del rey, nadie recibió más honra en el antiguo reino de Persia que la reina judía.

Al igual que el resto de los personajes de la Biblia, y al igual que los cristianos de todos los tiempos, Ester no fue un modelo de perfección espiritual. Pero cuando llegó el momento de la prueba, confió en Dios y se mantuvo firme.

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