Conectado
“Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí” (Juan 15:4).
Intenta cortar el extremo del tallo de una flor en dos. Coloca cada parte en un vaso de agua con colorante. Los pétalos comenzarán a teñirse con los colores del agua que colocaste en los vasos. El resultado es asombroso, y el efecto es muy hermoso. Esto se debe a que el agua y los nutrientes que las plantas necesitan para sobrevivir se transportan a través de pequeños canales que atraviesan las partes de la planta. Si alguna vez has arrancado una flor para dársela a tu madre, sabes que, poco después, la flor empieza a perder fuerza y a marchitarse porque, desconectada del tallo, la rama no recibe suficiente alimento para sobrevivir.
En el capítulo 15 de Juan, la palabra “permanecer” se repite 12 veces para mostrar cuán importante es que nosotros (las ramas) estemos conectados a Jesús (la Vid). Esto significa que, separados de Jesús, morimos espiritualmente. Pero ¿cuál es el secreto para mantenerse conectado? El versículo 7 del mismo capítulo trae la respuesta: “Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará” (Juan 15:7).
La Palabra de Dios es como un pegamento que nos une a Jesús. Cuanto más leemos, estudiamos, aprendemos y compartimos la Biblia, más conectados estamos con él. ¿Entiendes ahora por qué el enemigo trata de distraerte con tantas actividades, entretenimientos y compromisos, que te impide estudiar la Biblia?
Él sabe que, cuanto más estés en contacto con la Biblia, más te acercarás a Jesús. Entonces, a partir de hoy, dedica un tiempo especial a leer la Palabra de Dios. Tu conexión con Jesús crecerá y, como resultado, el amor, el gozo, la paz, la bondad y muchos otros frutos brotarán en tu vida.