Dios sigue aquí
“Es por esto que me deleito en mis debilidades, y en los insultos, en privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo. Pues, cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Cor. 12:10, NTV).
Siempre me intrigaron las historias detrás de las canciones. ¿Qué es lo que lleva a un cantautor a escribir sobre un tema determinado? Hace unos meses, tuve el privilegio de entrevistar a la cantante estadounidense J. J. Heller. Las canciones de J. J. —como la mayoría de la gente la llama— tienen una belleza y vulnerabilidad impactantes. Aunque todas sus canciones me gustan (confieso que estaba bastante nerviosa durante la entrevista, porque soy fan de J. J.), hubo una de la cual hablamos más: “God is still here” (Dios sigue aquí). La letra de esta canción es una especie de lista de todo lo que puede salir mal en un día: ¿Y si me olvido la letra de una canción? ¿Y si a mi hija le da fiebre mientras estoy de gira? ¿Y si nunca encuentro la paz y no logro ser yo misma? Muchas veces vivimos haciendo un catálogo mental de todas las catástrofes que podrían sucedernos, tal como en esta canción. Sin embargo, en el coro, J. J. escribe: “¿Y si el mundo no se termina, aunque mis miedos se hagan realidad? ¿Qué tal si tenemos lo necesario para atravesar esto? Hay maná del cielo y bendiciones nuevas. ¿Qué tal si Dios sigue aquí, aun en este desierto?”
Cuando le pregunté sobre esta canción, J. J. me dijo que reflejaba la historia de su lucha contra la ansiedad. Muchas veces, en sus conciertos, J. J. hace una pausa para hablar de su experiencia, porque cree que las personas que sufren de ansiedad y de ataques de pánico piensan que esto solo les sucede a ellas. Al compartir su historia y su proceso de sanidad, J. J. les dice: “Tú no estás solo”. Pero su mensaje también comunica otra verdad importante: Dios puede usar tus debilidades para bendecir a otros. “Es justamente por mi experiencia con la ansiedad que me siento impulsada a escribir canciones suaves, como de cuna, porque las necesito para mi propia alma”, me dijo J. J. “Si no fuera por mi ansiedad, estas canciones no existirían”.
Son justamente estas espinas clavadas en la carne, las cosas que pensamos que nos inhabilitan para servir, las que Dios más usa. ¿Quién pensaría que una persona que sufre de ansiedad se transformaría en una cantante y daría conciertos frente a miles de personas? ¡Dios! Son nuestras debilidades las que nos mantienen absolutamente dependientes de la fuerza divina. Por esto, cuanto más débiles somos (en nosotras mismas), más fuertes somos (en la fortaleza de Dios).
Señor, estoy entusiasmada por ver lo que tú harás con mis debilidades.