Gratitud con “G” mayúscula
“Den gratuitamente lo que gratuitamente recibieron” (Mateo 10:8, RVC).
Según Robert Emmons, hay dos tipos de gratitud. Una, con “g” minúscula, que básicamente consiste en lo agradecidos que nos sentimos cuando recibimos bendiciones. La otra, con “G” mayúscula, se relaciona con el sentimiento de bienestar que experimentamos cuando contribuimos a la felicidad de otras personas (Thanks! How the New Science of Gratitude Can Make You Happier, p. 120.).
¿Qué tipo de gratitud experimentas más a menudo: la que es producto de lo que das o la que se deriva de lo que recibes? Por cierto, no hay nada malo en recibir bendiciones y agradecer por ellas. El punto es que, según lo expresó el mismo Señor Jesús, “más bienaventurado es dar que recibir” (Hech. 20:35).
¿Dar qué? ¿Dar cuánto? Nuestro versículo para hoy nos da la respuesta: “Den gratuitamente lo que gratuitamente recibieron” (Mat. 10:8, RVC). O, como lo dice la traducción moderna de J. B. Phillips, “Den como han recibido, sin cobrar en absoluto”. Una historia que relata Cheri Horning Corder ilustra bien el punto (Adventist Review, 22 de enero de 1998, pp. 16, 17). Dice Cheri que su padre siempre llevaba con él un billete de cien dólares “en caso de…”. Estamos hablando de la década de 1950, cuando eso era bastante dinero. Un día, ella y su padre se toparon con una mujer que, a simple vista, reflejaba la gran necesidad que tenía de ayuda. Una corta conversación sirvió para saber que su esposo no tenía trabajo, y los niños no habían comido.
–Si tuviéramos cien dólares –dijo–, mi esposo podría ir a la ciudad a buscar trabajo.
–¡Aquí tiene los cien dólares –le dijo el padre de Cheri, mientras le extendía el billete.
Dice el relato que el esposo de la mujer consiguió trabajo y con el tiempo pudo establecer un próspero negocio.
En otra ocasión, relata Cheri, los cien dólares los recibió un hombre que buscaba trabajo, pero necesitaba dinero para llenar el tanque de su vehículo. Consiguió el trabajo, y a las pocas semanas regresó para pagar el dinero que había recibido.
–¿Sabe cómo puede pagarme? –le respondió el padre de Cheri–. Ayude con ese dinero a alguien que esté en necesidad.
¡Ahí está! “Dar como hemos recibido”. ¿Podemos imaginar todo lo bueno que sucedería? Amar como Dios nos ha amado; perdonar como hemos sido perdonados; ayudar de la manera en que otros nos han ayudado: en otras palabras, Gratitud ¡con G mayúscula!
Capacítame hoy, Señor, para ser un canal a través del cual fluyan a otros tus bendiciones.