Todo obra para bien
«Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos». Romanos 8: 28, NTV
Una de las cosas que no soy capaz de hacer es cocinar. Pero un día decidí hacerle un agasajo a unos amigos. Apenas estaba saliendo de la universidad y, cuando eres un joven ministro, crees que puedes ser y hacerlo todo. Hicimos la masa, disolvimos la levadura, le pusimos los ingredientes, combinamos todo y metimos el resultado en el horno. La idea era preparar una deliciosa pizza, pero todavía hoy no sé qué fue lo que pasó dentro del horno. Cuando se cumplió el tiempo y abrí el horno para sacar una pizza de aproximadamente media pulgada de grosor noté que mi invento tenía como cuatro o cinco pulgadas de grosor.
Aquello definitivamente no era pizza. ¿Qué pasó? Que no tuve cuidado al mezclar la levadura, no seguí la fórmula, y un solo ingrediente dañó el resto del plato. Una deliciosa torta, una rica galleta, un pan… todos tienen una receta que debe cumplirse al pie de la letra. Ni un ingrediente de más, ni uno de menos. Cada ingrediente debe contar con la proporción indicada, pues juntos cooperan para que el resultado final sea exitoso.
Lo mismo sucede con nuestra vida. En su Palabra, Dios proporciona la fórmula para el éxito de cada uno de nosotros y ha detallado los ingredientes y qué proporción se necesita de cada ingrediente. No puede faltar ninguno, deben estar todos cooperando para que haya un buen resultado. Muchas personas fracasan porque colocan su vida «en el horno» cuando aún faltan ingredientes. Otros, muy a menudo, no entendemos que algunos ingredientes por sí mismos tiene un sabor desagradable (amargo), y nos desanimamos cuando experimentamos la amargura de la enfermedad o el desempleo. Pero no hemos de desesperar, Dios lo mezclará todo, y el producto final tendrá sentido. Hace un tiempo leí en la calle un lema que decía: «Al final, todas las cosas terminan bien. Y si no están bien, es porque todavía no es el final». Por supuesto, no podemos olvidar que hay ingredientes más importantes que otros. Puedes sustituir algunos, pero en el caso de la pizza necesitas levadura. En la pizza de la vida, no importa con qué decores la tuya, el fundamento, el ingrediente insustituible debe ser Dios.
Él hará que todos los demás ingredientes funcionen como deben, los dulces, los salados y los amargos. Hoy, el mensaje de @Dios para ti es: «No te desanimes cuando las cosas no vayan como esperas, yo estoy haciendo mi obra en tu vida. Muy pronto verás los resultados».